El incremento de residentes en los pueblos de Zamora durante el mes de agosto lleva consigo un aumento de los pacientes que llegan a los centros de atención primaria del mundo rural, los cuales dada la escasez de personal a veces se ven desbordados. Los primeros perjudicados son los usuarios. Ese fue el caso de Ángel Gallego, que el lunes sufrió un accidente doméstico en su casa de Villar de los Pisones -municipio de Asturianos-, y cuando llegó al centro de salud, en Mombuey, se encontró con la puerta cerrrada.

Ángel se había herido en la pierna con una motosierra cuando cortaba unas ramas que la tormenta de la noche anterior había tirado sobre el patio de su casa, necesitaba que le limpiaran y cosieran el corte y por eso su mujer le llevó al centro de salud más cercano, en Mombuey -a 17 kilómetros de Villar-, donde se supone que hay un servicio continuado de urgencias. Sin embargo, al llegar allí se encontraron con la puerta cerrada y un cartel que explicaba que el equipo médico -el único que trabajaba en ese momento- se encontraba fuera "en un aviso urgente", e instaba a los pacientes a llamar al 112 si tenían una emergencia. Ahí fue cuando comenzaron a vivir una sucesión de despropósitos. Siguiendo las instrucciones del cartel llamaron al 112, donde, aseguran, les atendió un operario confuso porque no era capaz de encontrar Mombuey en el mapa, la razón, estaban hablando con el servicio de emergencias de la Comunidad de Madrid. Tras un rato de espera, el operario le derivó al servicio de Castilla y León, desde donde les informaron que el equipo de Mombuey tardaría en volver para abrir el centro, y les ofreció como solución enviar una ambulancia desde Puebla para que le llevara al centro de salud de la villa.

Ángel prefirió hacer el trayecto hasta Puebla -otros 27 kilómetros- donde se encontraría un centro de salud colapsado, con una sala de espera llena de pacientes de Sanabria y de La Carballeda, pues todos los que habían llegado en las últimas horas a Mombuey habían hecho lo mismo que él. "Aunque lo mía no era una cuestión de vida o muerte, sí que era una emergencia, me explicaron que estas heridas hay que coserlas pronto, porque si pasa el tiempo la piel se va abriendo y tarda más en curar", y añade que "si llega a ser algo peor, ¿qué hubiera sucedido?". Lo que sí hicieron desde el 112 fue avisar a la Guardia Civil, que a los 10 minutos llamó a Ángel Gallego para averiguar si el corte se lo había hecho trabajando y si estaba dado de alta como autónomo.

El del lunes no es un caso aislado, tres semanas antes otra vecina de Villar de los Pisones requirió una ambulancia por una emergencia, y como los médicos de Mombuey estaban ocupados se la mandaron desde Puebla, un trayecto considerablemente más largo.

Según cuentan Ángel y su mujer, ayer les cayó la gota que colmó su paciencia. Acudieron a la Gerencia de Salud de Zamora para poner una queja por lo sucedido y allí les respondieron "que si no hay más personal es porque no hay médicos en paro, que si conocíamos alguno que se lo mandáramos". Ese argumento se viene repitiendo desde la Junta de Castilla y León ante las protestas surgidas en los pueblos de Zamora, aunque los colectivos de manifestantes rebaten que el origen del problema no está en la falta de demanda de empleo, sino en que Castilla y León ofrece "contratos basura", por semanas o por días, y los facultativos prefieren otras Comunidades con mejores salarios y condiciones laborales. Estos movimientos exigen que la Consejería contrate sanitarios que suplan las vacaciones y los salientes de guardia del personal habitual para evitar situaciones como esta. Desde el Movimiento en Defensa de la Sanidad Pública de Zamora ya advirtieron hace meses que no se estaban contratando personal suficiente para cubrir las vacaciones de verano en Atención Primaria, lo que iba a generar problemas precisamente cuando más gente hay en los pueblos. "Qué minimo que se quede una persona para que podamos entrar a la sala de espera, nos dejan en la calle", asevera el afectado.