Una ganadería de ovino del término municipal de San Miguel de la Ribera fue objetivo de un ataque de los lobos en la madrugada de ayer, por segunda vez consecutiva en 24 horas, lo que provocó la muerte de 13 ovejas entre ambas noches. Esta granja se ha convertido en las últimas semanas en la despensa de una manada de cánidos que en poco más de un mes han perpetrado seis ataques diferentes matando a más de cien ejemplares de los mil que componen el rebaño.

El ganadero, Iván García, se encuentra en una situación desesperada ya que no encuentra un remedio definitivo ante esta amenaza constante, "dejo las luces encendidas, la radio puesta, hay una alambrada y nada parece detenerles", explica, y además tiene varios mastines "pero creo que se hacen los dormidos cuando entran los lobos", ironiza. Tras el cuarto ataque a esta explotación, la Junta de Castilla y León decidió sacrificar a la hembra reproductora, pero eso no parece haber dispersado a la manada que, según apuntan desde el sindicato agrario UPA-COAG, cuenta con varios individuos jóvenes que "han convertido esta ganadería en su campo de prácticas para aprender a matar".

La Junta de Castilla y León indemnizará al ganadero con 140 euros por oveja muerta, algo que no compensa las pérdidas producidas en una explotación que se dedica a la producción de leche, ya que a los daños directos habría que sumar las corderas que deberían haber nacido de las en los próximos meses de las ovejas desaparecidas y la leche que estas darían. "Ni por el doble me compensaría vender las ovejas", asegura el ganadero. El sector atraviesa uno de los momentos más difíciles de los últimos años debido a la caída del precio de la leche en origen, que ha reducido el margen de beneficio, por eso García planeaba aumentar su cabaña y, sin embargo, la está viendo mermada en un 10% por culpa de la manada de lobos asentada cerca de San Miguel de la Ribera.

La Alianza UPA-COAG reclama la responsabilidad de la Administración regional para que traslade esta especie a reservas específicas, puesto que la presión que sufren los ganaderos es insoportable y el nivel de hartazgo es muy grande". Asimismo, exigen que si insisten en la "sinrazón" de que los lobos estén en la zona, "asuman no solo los daños provocados por los cánidos, sino también los gastos que la adecuación de las explotaciones a estos animales conllevan".