Vecinos, voluntarios, asociación de Hijos de Ribadelago y miembros de la Comisión Especial y de la corporación municipal de Galende se pusieron ayer manos a la obra y comenzaron con las tareas de limpieza del antiguo Parador de Ribadelago, que se abrirá en el mes de agosto convertido en Aula de la Memoria Histórica de Ribadelago. Poco después de las 10 de la mañana una veintena de voluntarios comenzaban los trabajos para adecentar tanto el interior como el exterior del edificio, tareas que se prolongaron a lo largo de la mañana. Comisión municipal y Asociación han llegado a un principio de acuerdo para trasladar todos los elementos de la exposición sobre Ribadelago a este edificio, propiedad de la Dirección General de Patrimonio del Ministerio de Hacienda.

El presidente de la Asociación, Agustín Puente, afirmó que la colección está en la Casa del Parque depositada por falta de espacio donde conservarla y recalcó que "siempre hemos tenido ganas de que el museo se hiciera en el pueblo". El patrimonio de la asociación que ha estado expuesto en numerosos lugares está inventariado. "Es un recuerdo perpetuo de la catástrofe". Tanto los actos conmemorativos del 50 aniversario como este museo "mantendrán el recuerdo para siempre".

Para el concejal popular y miembro de la comisión, José Antonio Sánchez, la apertura del museo "es una esperanza para dar una actividad cultural para el turismo y el lago, además de ser un centro de actividad cultural e histórica. No se pretende hacer negocio sino la historia de la catástrofe y que la gente se pueda informar más con los hechos que con los dichos".

Los voluntarios retiraron importantes cantidades de vegetación de los patios y escaleras y de la poda del arbolado de la finca. En el interior del inmueble, los voluntarios limpiaron varias habitaciones y aseos situados en la planta superior en buen estado y las dependencias comunes de la planta inferior, el comedor y varias estancias. El único desperfecto significativo es una gotera que asoma en el techo de la segunda planta y cuya humedad acumulada es visible en el techo de la primera planta. Suelos y paredes fueron objeto de una profunda limpieza, al igual que el mobiliario, escaso por otro lado.

Es significativo el contenido de la única estantería de todo el edificio repleta de revistas y anuarios de la Regata Internacional del Lago de Sanabria, ordenados desde el año 1992 y un teléfono de los de rueda con candado, que tuvo línea hasta el pasado año. La totalidad del mobiliario que pudiera pertenecer al antiguo Parador están almacenados en el garaje y serán objeto de restauración, dado que buena parte de las piezas están en buen estado. Incluso hay una acuarela original deteriorada por la humedad. Literas y colchones de las habitaciones están bastante aprovechables.

Los últimos en utilizar el edificio fueron un grupo de Boy Scouts que el pasado verano se resguardaron en el antiguo albergue, y que lo dejaron limpio y recogido, además de ayudar a vecinos del pueblo a realizar pequeñas tareas.

Este edificio conocido como La Cabaña fue cedido por un arquitecto de Madrid, contaban ayer los vecinos más mayores, cuando se inició la construcción del pueblo nuevo. Uno de los vecinos precisó que la parte de La Cabaña, que era un pequeño refugio, se conservó y cuando se ejecutaron las obras se amplió el edificio. Durante dos décadas fue Parador, aunque más conocido como Albergue y donde trabajaron varios vecinos del pueblo. Una vez clausurado se trasladó al personal a Paradores de otros puntos de la geografía. Durante años sirvió de sede para los equipos y organización de la Regata internacional, que ha ido cambiando de fechas entre los meses de julio y agosto, como se puede repasar en la colección de catálogos conservada en el único mueble estantería que conserva el edificio.

Las puertas castellanas de madera, rotas a patadas, ya están reparadas. Ahora toca avisar al pintor para dar la última mano antes de abrir oficialmente, un día de agosto de 2016, el Aula de la Memoria de un 9 de enero de 1959.