La trashumancia apícola es una cuestión problemática, denunciada por las asociaciones zamoranas, incluso ante el subdelegado del Gobierno. "Hay una cosa que se llama respeto", afirma un apicultor tabarés, que señala que estamos "en un país sin ley y conviene mirar dónde se instalan millones de abejas cuando ya hay otras, con todos los cumplimientos, porque supone perder un 70 u 80% de producción y son 14.000 o 15.000 euros". Añade que "lo primero es hablar con los apicultores locales y con el Ayuntamiento, porque si alguien viene atropellando se hinchan las pelotas". No es la primera muerte de un colmenar, el pasado año se dieron otros casos en Aliste y Tábara. "La gente está muy rebotada con gente de fuera porque un 60% abusa y hasta obligan a emigrar a los locales, y luego puede que algunos que no abusan paguen las consecuencias" dice un apicultor sanabrés. Destaca que "existe un hartazgo por la ineficacia de la Administración, y que a algunos ayuntamiento solo les interesa cobrar un dinero". Apunta, además, que "a algunos intrusos les interesa pagar la sanción por la cuantía del producto".