El arquitecto Enrique de Juan Roncero firma un informe encargado por el Ayuntamiento de Villalpando sobre la idoneidad del pavimento existente en la Plaza Mayor de la villa para el tráfico rodado. De acuerdo a ese documento el ágora está planificada para dos tránsitos diferentes, uno peatonal que abarca los soportales y la zona central, y otro de tráfico rodado que abarca la zona comprendida entre los soportales y la zona central.

Solo esta última zona tendría un firme preparado para soportar el paso de los vehículo. Según el proyecto de urbanización realizado por el arquitecto Demetrio Rodríguez en el año 2.007, toda la plaza se asienta sobre una capa de hormigón de 20 centímetros de espesor, pero las placas de granito que lo recubren son más finas en la zona peatonal que en la preparada para el tráfico rodado (3 centímetros de espesor las primeras y 5 centímetros las segundas). El proyecto de Rodríguez preveía el tráfico en esa zona, que se delimitaría con bolardos. Sin embargo, de Juan Roncero señala que ni siquiera las baldosas de 5 centímetros son las más idóneas para los coches, "pudiendo prever la rotura de muchas de las piezas con el aumento del tráfico".

El alcalde se basaba en este informe cuando redactó las condiciones sobre la consulta popular acerca de la Plaza Mayor, documento que desató esta polémica. El regidor asegura ahora que su única intención era "informar de lo que decía el arquitecto, no imponer nada" e insiste en que "el futuro de la Plaza lo decidirá el pueblo", y apostilla que "el pueblo es soberano, si decide pasar por el centro de la Plaza y se levantan las baldosas se arreglarán con el dinero del pueblo". No es menos cierto que en el polémico anuncio el alcalde no cita al arquitecto y pone dichas condiciones en boca del Pleno.