"Abrid mi corazón y encontraréis un nombre, La Bóveda". José María de Vicente Toribio emuló el epitafio del poeta inglés que con esa frase quiso expresar su devoción por Venecia (en este caso trasladado a La Bóveda). Era la manera de manifestar el afecto hacia el pueblo "que fue testigo de mis primeros pasos ya que, aunque no nací aquí, llegué a La Bóveda con poco más de un año y en ese querido rincón di mis primeros pasos y mis primeros coscorrones, siendo así, a gatas, como comencé a amar este pueblo".

Y así como, el 3 de junio del año 1116, la reina doña Urraca entregó la carta de donación a los Sanjuanistas a la que fuera capital y sede de la Bailía de la Orden de los Caballeros de San Juan de Jerusalén, el pueblo de La Bóveda inmortalizó ayer, nueve siglos después, la memoria de su cronista oficial en una placa de granito situada al lado de la casa familiar de otro ilustre, el político Claudio Moyano.

Fue un acto solemne, presidido por el alcalde bovedano Francisco Benito, que elogió la labor desempeñada por el homenajeado, junto a toda la corporación municipal y numerosos vecinos. También el diputado provincial por la zona y alcaldes. Todos reunidos en torno al monumentos de granito descubierto ayer por el protagonista en forma de homenaje perenne. Sobre la losa, sus propios versos. "Vibrante voz del bronce centenario/ llama de nuevo al alba de mi infancia/ que desde un tiempo ya lejano, alada,/ regresa requerida a su conjuro", del poema "Primera arada".

Vestido con uniforme de gran gala -es inspector-jefe jubilado-, José María de Vicente agradeció a los bovedanos "el alto honor que me concedéis al escribir mi nombre en granito". Y a través de sus palabras buceó en los recuerdos familiares, su padre, don Pascual, su madre, doña Carmina, sus hermanas. Dedicó emotivas palabras a su esposa Rosalía y sus hijos (uno llegado en vuelo transoceánico desde Perú) que han soportado las ausencias mientras se dedicaba a su trabajo y a sus investigaciones.

Estudios que han dado sus frutos al establecer la fecha más antigua documental sobre la historia de La Bóveda y que a su vez han propiciado la conmemoración del IX Centenario de la Fundación, la dotación del escudo y la bandera oficiales, así como del himno y la elaboración del "Armorial General de la Villa", trabajo ingente que recoge la heráldica de todos los apellidos de vecinos de La Bóveda y que aunque no se pudo editar en papel está a disposición de los interesados en el Ayuntamiento en formato digital, como explicó en propio cronista en sus palabras en la Plaza Mayor del Pueblo. A todo ello hay que sumar el libro publicado en 1992, "La Bóveda de Toro, memorias y documentos".

José María de Vicente coronó el agradecimiento a sus paisanos con tres poemas que tienen a La Bóveda como núcleo. "Recuerdos de mi pueblo" -"Fresco arroyo, choperal, ardiente, polvoriento estío, trillo, parva, melonar"-, "Mi rincón" -"¡Dejadme!, que hoy quiero que el alma crea que aún soy el niño de ayer"- y "Primera arada", uno de cuyos versos han quedado grabados para siempre en la placa de granito. Al igual que el lema del cuerpo de archiveros, "Sic vos non vobis" (Así vosotros, no para vosotros).

La jornada concluyó con un concierto del grupo zamorano "Alollano". Los actos del IX Centenario de la Fundación de la Villa prosiguen esta tarde con una exhibición de la Unidad de Guías Caninos de Castilla y León, la actuación del coro Valdeguareña y una charla-coloquio a cargo del propio José María de Vicente sobre la historia de La Bóveda de Toro.