Las personas y colectivos que ayer tenían programada la visita al Centro del Lobo, de Robledo, debieron conformarse con conocer otros aspectos más secundarios que la contemplación de los superpredadores al no permitirse el acceso al recinto donde moran los protagonistas.

El ataque de Atila al biólogo y cuidador, Carlos Sanz, y la rotura con una radial de la vallas para dar libertad a los cánidos, impidieron que ayer fuera un día normal. No obstante, tanto el mayor experto en lobos en cautividad, de España, como los propios animales "están bien" según fuentes que ayer visitaron al biólogo y también observaron a los animales para comprobar su estado.

El delegado Territorial de la Junta de Castilla y León, en Zamora, Alberto Castro, valoró ayer el sorpresivo ataque lanzado por el macho contra quien lo venía cuidando con mimo y confianza. "Ha sido un ataque grave y las consecuencias hubieran podido ser peores si no es por la profesionalidad de Carlos Sanz" afirmó el delegado.

La Junta de Castilla y León desconoce de momento los motivos por los que un lobo del Centro Temático de Robledo se abalanzó y atacó con toda su agresividad al biólogo familiarizado con ellos desde el primer momento. "Es cierto que el hecho de que la loba estuviera preñada puede incidir en el instinto del macho" expresó el delegado Territorial Alberto Castro, pero también aludió, de seguido, al acto "de sabotaje y la acción vandálica" perpetrada en el complejo faunístico. Según detalló, en las noches previas alguien "cortó el doble vallado con una radial, y, según creen los técnicos, eso implicó que haya un exceso de estrés por parte de los lobos".

Igualmente el jefe de Espacios Naturales, Jesús Palacios, se remitió a las palabras de la propia víctima del ataque, Carlos Sanz, a quien visitó durante su estancia en el hospital de León, quien les dijo "no saber porqué se produjo el ataque". Palacios refirió que Sanz "lleva treinta y tantos años con el lobo y nunca ha tenido una situación como ésta. Es la primera vez que sufre este tipo de ataque".

Para Jesús Palacios "pudiera haber una relación con los hechos del corte de vallas". El día anterior, reafirmó, "hubo un fuerte estrés en las manadas", pero en cuanto a si esta acción motivó el contundente ataque lupino contra quien le da de comer todos los días "puede que sí y puede que no". "No lo sabemos. Es una hipótesis de trabajo"" remachó Palacios.

Por otra parte, según anunció en rueda de presa el delegado, "la Junta incrementará las medidas de seguridad y extenderá las distancias de cámaras para una mayor cobertura". Asimismo pedirá "la colaboración de la Guardia Civil para evitar actos vandálicos que no tienen sentido" al decir de Castro, que reiteró que son animales que viven en semilibertad y no tendrían futuro en espacio libre.

Alberto Castro, que junto con el jefe del Servicio de Medio Ambiente Casto López Cañibano, y el jefe de Espacios Naturales de Zamora Jesús Palacios, realizó un balance de lo sucedido, indicó que "la gestión del Centro la lleva la Fundación de Patrimonio Natural, en tanto que el manejo de animales corre a cargo de la empresa especializada Ilex, por tratarse "de un manejo muy profesionalizado y concreto, de labores de atención y cuidado de los animales".

Respecto a la forma de proceder el personal que trabaja en el Centro del Lobo, concretamente en el recinto que habitan los lobos y deben estar en contacto con ellos, insistió en que se cumple el protocolo existente, y que establece que siempre actúen dos personas en el interior. En este caso intervenían Carlos Sanz y la veterinaria, y precisó que "a las 11.30 horas, en el instante en que se procedía a acercarse a una loba, que está preñada, se produjo el ataque del lobo, que fue bastante aparatoso". El cuidador, según Castro, como medida de seguridad adoptó "una posición defensiva para evitar mordeduras en las zonas vitales del cuerpo". Sin embargo, el lobo consiguió infligirle daños "en los brazos, en el cuello, en el entorno de la cabeza, en el cuero cabelludo".

El delegado destaca "la pericia" tanto de Sanz como de la veterinaria, gracias a la cual "evitaron que las heridas, dentro de la importancia, no tuvieran mayor consideración."

Añade que "ante la aparatosidad de la sangre se decidió recurrir a un helicóptero medicalizado y trasladarle al hospital de León, donde fue atendido con todos los cuidados, suturadas las heridas, y dado de alta".

Ahora el experto permanecerá en su casa durante al menos una semana, "descansando y atendido por personal médico del Centro de Salud".

Castro recalcó que se trata "de un accidente laboral" y, como corresponde, un inspector de trabajo realizará el pertinente "informe sobre el cumplimiento de las medidas de seguridad, que servirá además para evitar nuevas situaciones en el futuro".

Respecto a los daños causados en el vallado del recinto del Centro del Lobo, el delegado Territorial subrayó que "hay una vigilancia perimetral y existen cámaras", pero fue precisamente donde existe "un punto ciego para las cámaras" donde se abrieron las dos vallas, y una puerta para que los lobos salieran por sus pies hacia los montes de La Culebra. Esta acción levanta las sospechas de que el autor o los autores "conocían perfectamente en recinto". Para Castro la intención de los autores "no era producir daño a los animales, sino que salieran en libertad".

Hizo especial hincapié en señalar que "el Centro del Lobo de Robledo pretende dar a conocer la especie y ponerla en valor", y, en su criterio, "no tiene sentido un acto vandálico para soltar a unos animales que nunca podrían vivir libremente porque ni quiera serían aceptados por su propia especie y, además, están enseñados a vivir en semilibertad".

Los animales, afirmó, "están en una zona amplia, en semilibertad, sin acceso a ellos". Salvo para "el personal profesional que hace un manejo de atención para que estén perfectos desde el punto de vista sanitario y que no afecta para nada al desarrollo de visita del Centro, que está diseñado para que no haya una afectación directa a los lobos".

Atila deberá pasar ahora "quince días en cuarentena" tal y como marcan los protocolos. Conocedores de las dentelladas del lobo ponen de relieve que "las dentelladas de los lobos curan mal", pero reparan en que Atila lleva otros cuidados diferentes a los salvajes, que se alimentan de todo que pilla y atropan.

La dirección del Centro del Lobo de Robledo no permitió ayer el acceso de los visitantes a los miradores de los dos recintos de las dos manadas, aunque sí se podía visitar la exposición alojada en el centro de interpretación.

Un cartel colocado en el panel informativo, situado a la entrada del aparcamiento, advertía a los visitantes de esta incidencia.

Ayer por la mañana había pocos visitantes en la zona, aunque la mayoría entraron a ver la exposición. Entre los primeros visitantes que no pudieron ver a los animales se encontraban los cerca de 40 alumnos de un centro escolar de Aliste, de visita por la comarca de Sanabria. El grupo había concertado fechas atrás incluido el avistamiento de los cánidos.

Lo que sí se produjo a lo largo de la mañana fue una visita de personas que accedieron a las zonas de acceso para el manejo de los ejemplares de lobo. Los técnicos observaron a través de la puerta más cercana al observatorio del Tenadón, una zona por la que entran habitualmente los cuidadores el interior del recinto.

La inspección se realizó sin entrar en las áreas valladas reservadas a los animales. A su salida los técnicos prefirieron no hacer ningún comentario. Otro de los que ayer se acercaron al Centro fue Tomás Yanes, que quiso conocer de cerca el estado anímico que reina en los ejemplares recluidos.

Los visitantes se conformaron ayer con retratar a placer un zorro que campaba con libertad absoluta por el entorno de acceso al centro. El zorro aprovechó para dar unas lecciones de caza, mientras los niños de Aliste jugaban entre las figuras de hierro de los lobos que adornan la entrada al centro.

Los daños ocasionados en el vallado exterior de la zona Este son aún visibles. El boquete abierto está provisionalmente reparado con bridas de plástico de escasa resistencia. Los vándalos hicieron dos cortes en los alambres, uno en sentido vertical, de un metro aproximadamente, y otro en sentido horizontal de entre 2,5 y tres metros, que brindaba una buena puerta para que los lobos hubieran podido salir del recinto. Alrededor del vallado hay un área limpia de vegetación, a modo de cortafuegos, aunque es posible el acceso de vehículos todoterreno como bien se veía en los rastros de roderas marcados en el suelo.

El ataque del Atila al cuidador y experto en lobos en cautividad estaba ayer en boca de la población. Carlos Sanz estuvo, en esta ocasión, en la boca del lobo.