El abandono por la arquitectura civil en el medio rural amenaza con dejar a los pueblos sin su patrimonio. Uno de los pilares del puente Oterino, que comunicaba hasta mediados del siglo pasado los pueblos de Peque y Otero de Centenos, se ha derrumbado a consecuencia de la climatología y la nula atención de las administraciones públicas para procurar su conservación. Está abandonado desde hace décadas, pese al gran uso que tuvo para cruzar el río Negro. La estructura lleva decenios anunciando su desaparición, primero con el derrumbe de la base superior de rodaje de madera y tierra y las vigas trasversales de madera. Cada año, piedra a piedra, se han ido desmoronando los sólidos apoyos. Ignorado en el proyecto de recuperación del río Negro, los vehículos atraviesan por el agua en periodos de estiaje como se puede comprobar en la continuidad de las roderas a ambos lados del cauce.