La tétrica estampa de una cigüeña blanca muerta desde hace al menos dos días en el nido asentado en la torre de la iglesia de Santo Tomás, de Revellinos de Campos, conmueve a los vecinos del pueblo. Y les llena "de pena" saber que el cadáver de la madre está acompañado por dos cigoñinos que ayer no levantaban la cabeza.

Temen que el desastre familiar de zancudas sea casi completo. El macho regresa de cuando en cuando a posarse sobre la gran vivienda instalada en la atalaya eclesiástica y aletea con fuerza sin recibir respuesta alguna del resto del clan. La imagen no puede ser más deprimente.

"El macho viene varias veces pero no da de comer" expresa un vecino. Desde que se percató del triste episodio sigue de cerca los acontecimientos y sospecha que los cigoñinos, que los días pasados mostraban sus ansias de alimentarse y de crecer, estén en una situación crítica o muertos.

Ayer siete vecinos asistían a misa en un templo coronado por tan desgraciado cuadro faunístico. "Pues no sé nada" expresaba uno de los orantes, sorprendido por el desenlace. Sobre el nido solo es posible divisar el ala inmóvil de la cigüeña yerta y, con mucha fijación, su cabeza tendida sobre el empalizado que conforma el colchón de la casa de unas aves que son consideradas como unas vecinas más de Revellinos.

Sin embargo, las circunstancias de la muerte son algo que aún envilece más el caso. Hay quien sospecha que la cigüeña murió "de un disparo", al igual que ocurrió hace dos años con otro ejemplar. "De ser así el que la mató debería recibir un tiro" expresa indignado un vecino. Y de ser así las sospechas van hacia ciertos nombres.

El suceso es conocido por todos los organismos con responsabilidad en Medio Ambiente: Seprona, Guardería y hasta la Alcaldía. Pero de momento nadie ha movido un dedo. "No vamos a llamar a los bomberos para esta historia" fue la respuesta recibida por quien informó de un suceso advertido por trabajadores de Revellinos que repararon en el infausto final de un animal que alegraba con sus cariños y esfuerzos el ambiente de la plaza.

Un agente medioambiental que pisó anteayer la zona indicó, al decir de un residente, que "muchas cigüeñas mueren atragantadas por elementos no comestibles, especialmente preservativos que encuentran en los basureros". Es sabido que estas urbanas aves portan lo impensable al habitáculo.

Si es un plomazo, un atragantamiento u otro revés la causa de la muerte es una incógnita porque el cadáver del ave yace sobre el nido para oprobio general.

Nadie quiere hablar con nombre y apellidos de una realidad que está en boca de unos y otros. Quienes trabajan en estas fechas por las alturas de los tejados no dejan de echar de vez en cuando una mirada hacia la torre de la iglesia de Santo Tomás para cerciorarse del destino de una familia sumida en la muerte y en el desamparo.

El nido es además la morada de algunos pardales que han encontrado en la edificación el refugio predilecto. Es habitual que cigüeñas y gorriones convivan en ejemplar armonía.

El nidal fue acondicionado por los vecinos "hace más de 25 años" para facilitar una vivienda digna a un ave familiarizada con la gente. Además, asegura un vecino de Revellinos, con un censo de 265 personas, que "por lo menos lo han limpiado en dos ocasiones".

Todos esperan que alguien tome cartas en el desenlace "porque si se descompone no crían más". Ahora mismo, en cientos de torres de la provincia las parejas de cigüeñas sacan adelante sus crías con radiante felicidad. En el mismo Revellinos hay quien se aferra a creer que la cigüeña está viva.

Una joven de la localidad difunde "la noticia" de la cigüeña muerta a todo el mundo y también a las organizaciones ambientalistas porque, expresa, "las personas deben concienciarse".