Especies invasoras distinguidas por su voracidad, como la lucioperca y el lucio, están masacrando las existencias de las poblaciones piscícolas originarias, hasta el punto de que los pescadores ven mermado buena parte de las alegrías que antaño sentían con el disfrute de la caña y auguran un futuro pobre y desangelado.

Aficionados que cuentan en su haber con jornadas de varias decenas de ejemplares en la cesta, vuelven a casa de vacío en más ocasiones que nunca, y, además, con ejemplares cada vez menos indígenas y apreciados, y, por el contrario, más exóticos y de menor gozo gastronómico.

Es una realidad que se da, entre otros puntos, en mecas de gran afluencia de pescadores como el embalse de Almendra y Ricobayo.

Por si fuera poco, a la carpa común (Cyprinus carpio), que es una de las especies de mayor atracción para los que eligen las grandes masas de agua, deben matarlas nada más capturarlas una vez que el Tribunal Supremo falló a finales de marzo que debe incluirse en el catálogo de especies exóticas.

Antonio Nieto San José y su hermano Jesús están entre los que llevan la afición de la caña en la sangre desde la juventud, y confirman la merma de las especies que satisfacían la inquietud de los pescadores. Antonio Nieto habla de jornadas "de 40 carpas y de piezas de ocho, nueve y diez kilos". Ahora lo estilado son ejemplares "de dos y tres", cuando se dan buenas picadas, aunque siempre hay lances excepcionales.

Ponen de manifiesto que "los bandos de alevines de carpas han desaparecido por la acción de la lucioperca y del lucio", y lo mismo ha ocurrido con el prolífico alburno, que ha sido una de las especies sorprendentes que, en Almendra, ha perdido gran presencia.

Antonio Nieto y su hermano Jesús están entre los pescadores que ayer ejercían su afición en una de las mangas del embalse de Almendra, colmado de agua hasta casi los bordes como solo lo está en las ocasiones de bonanza pluviométrica y, en su caso, por la gestión que realiza Iberdrola sobre el sistema hidroeléctrico del Duero, que le permite almacenar agua en este embalse mediante el bombeo desde el Duero, con una captación efectuada a nada menos que a quince kilómetros de distancia.

"Con toda esta mierda -en alusión a las especies invasoras- han jodido la diversión de los pescadores" expresa Antonio Nieto, con un largo historial de caña a sus espaldas, practicada en todos los puntos piscícolas de la provincia de Zamora y en otros de León, como el embalse berciano de Bárcena, donde logró el mejor ejemplar de carpa de su vida. "Una pieza de 10,5 kilos". Hoy día es uno de los que devuelve las capturas a su medio, según su hermano, "porque está cansado de comer pesca".

"Una patochada y una bobada". Así califican la inclusión de la carpa entre las invasoras.

Agentes medioambientales de Sayago señalan que el embalse de Almendra es el lugar elegido por los pescadores, algunos procedentes de la comarca de Benavente, que incluso "hacían apuestas unos con otros" por las capturas logradas o la dimensión de los peces. Es un reto que el lucio y la lucioperca se están encargado de frustrar.

"Cada vez son más las luciopercas que sacamos" expresan los Nieto, que han montado su equipo en un punto donde la cercanía de frondosos matizos les lleva a lanzar el sedal con sumo cuidado para evitar los enojosos líos. No les falta apero ninguno, y todo parece dispuesto en su sitio. La intención es estar todo el día, así es que van pertrechados de merienda y todo lo necesario.

Critican el incivismo de algunos compañeros de pesca en lo tocante a los desechos y desperdicios. Es una crítica constante el abandono de bolsas, botellas y otros materiales por pescadores sin consideración ni respeto al medioambiente. Los Nieto, afirman, "traemos una bolsa y, como en casa, lo echamos en ella y luego lo depositamos en un contenedor". En su criterio, la Administración debe tomar medidas para conseguir que las especies originarias recuperen su patria.