El Museo Nacional de Arte de Cataluña ha incorporado esta semana a su colección una veintena de obras de arte de la Edad Media y el Renacimiento donadas por el coleccionista catalán Antonio Gallardo Ballart, entre ellas destaca una tabla pintada al temple por haber salido del pincel de Nicolás Francés, el autor del impresionante retablo de la catedral de León. Dicha pieza de este maestro del gótico procede de la iglesia de San Miguel de Villalpando.

El templo fue levantado por los condestables de Castilla frente a su palacio, "en él fueron bautizados los villalpandinos más ilustres, como el VI Conde de Monterrey o Diego Torres Bollo, entre otros" -recuerda el párroco e historiador Tomás Osorio-, y por tanto albergaba valiosas obras de arte que hoy se encuentran esparcidas por el mundo. De la iglesia, hoy solo quedan los restos.

La tabla de Nicolás Francés que ya puede contemplarse en Barcelona data de la década de 1440 y representa el milagro del monte Gargano, en Italia, donde según la leyenda se apareció San Miguel Arcángel el 8 de mayo del año 490 para declararse protector del lugar. La pieza formaría parte del retablo del altar mayor de la iglesia de Villalpando, probablemente se encontraba en uno de los laterales y formaba un conjunto que hoy está desmembrado y repartido entre diferentes museos del mundo, como el de la Abadía de Montserrat, en la provincia de Barcelona, o uno de Cincinnati (Ohio), en Estados Unidos. Las piezas guardan un gran parecido del famoso retablo de Nicolás Francés sobre la Virgen y San Francisco, que elaboró para una iglesia de La Bañeza, y que actualmente se encuentra en el Museo del Prado, en Madrid.

Un largo viaje

La leyenda del milagro del Gargano cuenta que un noble buscaba en este monte al mejor toro de su ganadería, que había desaparecido. Cuando encontró a la bestia arrodillada a la entrada de una caverna inaccesible, ante la imposibilidad de recuperarla, decidió disparar al animal con una flecha envenenada que extrañamente rebotó hiriéndole a él de muerte. El suceso conmocionó a los lugareños, y el obispo San Lorenzo Maiorano ordenó un ayuno de tres días tras el cual se le apareció San Miguel Arcángel. Hoy en el monte se levanta una hermosa basílica que se asoma al mar Adriático.

Según el padre Josep de C. Laplana, director del Museu de Montserrat, en 1959 aparecieron en las Schaeffer Galleries de Nueva York dos piezas de esta obra, una representaba la aparición de San Miguel al obispo y la otra la guerra entre los ángeles buenos y malos. Esta última fue adquirida por el coleccionista Harry S. Leyman, que posteriormente la donó al Cincinnati Art Museum, donde hoy se expone.

La tabla que acabó en la Abadía de Montserrat representa la construcción de la basílica, y fue adquirida por el catalán Xavier Busquets en su lugar original de Villalpando en 1959, según explican desde este museo. Ese año la obra viajaría a Estocolmo, donde se presentó en la exposición Grandes Maestros de España.

La cuarta escena que ahora está en la capital condal representa al noble disparando al toro en el Gargano. El arqueólogo Manuel Gómez Moreno documentó su presencia en la iglesia de San Miguel de Villalpando en 1905.

Resto de obras

El templo fue cerrado al culto en 1973 y, según Tomás Osorio, las obras de arte que quedaban fueron vendidas o trasladadas a iglesias de otras diócesis. Lo que quedaba del retablo de estilo churrigueresco lo adquirió un anticuario de Arévalo, pero las últimas pinturas de Nicolás Francés se llevaron a una capilla de la localidad de Santa María de Trassierra, en la provincia de Córdoba. El manuscrito elaborado en 1920 por Luis Calvo Lozano describe esas cuatro tablas de "Nicolás de León", que representarían respectivamente a San Andrés, San Esteban, La Flagelación y La Oración del Huerto.La iglesia, construida en tiempos de Fernando II el Santo, en el siglo XII, se vendió en 1982 a un particular que pretendía demolerla para construir viviendas. Ahora solo quedan en pie las partes nobles, las únicas que eran de piedra, ya que este material no abunda en la comarca.