La Junta de Castilla y León pretende preparar el sector apícola en la Comunidad ante la inminente llegada de la vespa velutina o avispa asiática, un depredador de las abejas que ya ha invadido las regiones limítrofes de Galicia y País Vasco. Este insecto originario de China apareció por primera vez en Europa en 2004, concretamente en Francia, se comporta como una especie invasora y causa importantes daños en las explotaciones apícolas, pues es capaz de acabar con una colmena en cuestión de horas.

El plan de actuación de las consejerías de Agricultura y Ganadería y Fomento y Medio Ambiente consiste en instalar un trampeo representativo en municipios limítrofes con Galicia y País Vasco para obtener información detallada sobre el posible avance de esta especie hacia Castilla y León.

Las trampas de esta red de monitorización servirán también para la potencial captura de reinas y la localización de los posibles nidos, según explicaron los responsables de la Administración a los profesionales que asistieron el miércoles a una jornada de sanidad apícola organizada en Valladolid, que contó con un nivel de asistencia modesto pese a estar convocados todos los apicultores de la Comunidad.

Desde la Asociación Profesional de Apicultores Libres de Sanabria y Carballeda demandan que la Junta organice en la comarca jornadas de este tipo para formar sobre la avispa asiática y otros problemas que afectan al sector y que se hagan en sábado para facilitar la asistencia. "Convocarla un martes y en Valladolid, donde apenas hay explotaciones apícolas, me parece un derroche de recursos", sentencia José Antonio González, presidente del colectivo. La Junta adeuda a esta asociación cerca de 25.000 euros por varios cursos organizados con dinero público que nunca han recibido, según informa su presidente. No obstante, la asociación sanabresa pudo enviar una pequeña representación para informarse sobre el avance de la avispa asiática.

Mientras tanto, muchos apicultores de las zonas próximas a Galicia, como Sanabria, ya han tomado por su cuenta medidas para proteger a sus abejas de la temida velutina, como por ejemplo estrechar las entradas de los cajones de las colmenas para dificultar su entrada y evitar, al menos, que las larvas sean devoradas.

Otros profesionales, por su parte, creen que la avispa ya ha llegado a la provincia, el pasado verano algunos afirmaban haber detectado avispas oscuras y muy agresivas, así como vecinos de varios pueblos sanabreses en sus casas. Uno de estos apicultores es Guillermo Díez, de "Las obreras de Aliste", una explotación situada en Gallegos del Campo, que asegura haber retirado 19 nidos en forma de balón en 2014 y otros 14 en 2015. "Matan a las abejas con mucha facilidad, las atrapan al vuelo, y suelen ir a por las que van cargadas de polen, ya que vuelan más lento", explica este apicultor que las ha visto en acción cerca de sus colmenas.

Sin embargo, otros profesionales de la miel consultados por este diario se muestran escépticos y creen que se podría tratar de otras especies de avispones, ya que son varias las que causan daño a las abejas de diferentes formas. La vespa velutina tiene un tamaño mayor al de una avispa normal, pero es más pequeña que el avispón europeo. Según los trípticos informativos repartidos por la Junta entre los apicultores, la velutina tienen el abdomen negro, segmentado, con una fina franja amarilla entre el primer y segundo segmento, y el cuarto segmento también es amarillo. El tórax es marrón casi negro y tienen la cabeza negra o rojiza. Los nidos observados en Galicia tienen forma parecida a un balón y la entrada por la parte superior de los laterales.

El doctor ingeniero agrónomo Santiago Escribano, colaborador de "Las obreras de Aliste" y miembro de la Junta de Gobierno del Colegio de Ingenieros Agrónomos de Centro y Canarias, ha ayudado a retirar varios de los nidos en Gallegos del Campo y está convencido de que se trata de la avispa asiática. "Llevo 20 años veraneando en Gallegos y nunca había visto ninguna especie de avispa parecida, ni con tanta frecuencia, asegura. También combaten otras amarillas de mayor tamaño.

Sean asiáticas o no, lo que es seguro es que son especies muy dañinas para las abejas, por eso en esta explotación alistana demandan que la Junta se ocupe de estas avispas, ya que este tipo de explotaciones pequeñas, artesanales, no tienen los medios o los conocimientos necesarios para combatirlas. Ellos rocían los nidos con veneno intentando taponar la entrada, y elaboran trampas caseras con botellas de plástico que rellenan con cerveza o zumo. "La protección de las abejas no solo supone el beneficio de nuestro negocio, sino de toda la biodiversidad, ya que las abejas son el agente polinizador más importante de la naturaleza", aseguran. De hecho, ante el descenso del número de abejas a nivel global hay voces autorizadas que advierten que su extinción podría suponer el fin de la humanidad.