El ganadero de ovino de Fermoselle, Ángel Manuel Díez Robles, lleva perdiendo en las últimas fechas ovejas a consecuencia de un animal que ataca a las reses por las ubres, no por el gargüelo, y que termina por dañarlas de tal modo que acaban perdiendo la vida.

Nadie le ha certificado qué animal ataca de esta forma al ganado, pero todas sus sospechas se inclinan a que se trata del meloncillo, de la familia de las mangostas y que destaca como un carnívoro sagaz. Esta especie, de origen africano y cuya colonización avanza hacia el norte desde el suroeste peninsular ya ha sido visto en el Parque Natural Arribes del Duero por los ganaderos. "Es un bicho muy feo, con cara de asesino y de hijo puta" al decir de Díez Robles.

La preocupación del ganadero le ha llevado a trasladar de lugar el rebaño para alejarse de la guarida del silencioso predador y evitar el goteo de muertes.

La guardería forestal descarta la autoría de lobos por no estar confirmada "la presencia" del predador en el término, así como de perros asilvestrados porque tampoco "hay noticia" de la existencia de estos animales por la zona. Deja este caso como que las ovejas fueron atacadas por una especie "indeterminada".

No es el primer ataque de estas características que sufre el ganadero en su explotación de ovino, días atrás ha vivido la misma desgracia y ya lleva cinco animales perdidos.

Los agentes medioambientales señalan además, en el parte, que no se observan claros indicios de lucha. Los animales atacados aparecen con las tripas y los cuartos traseros comidos.

Ángel Manuel Díez manifiesta que las ovejas tiraron hacia terrenos más limpios de Las Carvas y El Cabezo, y sospecha que el bicho que perpetra estos ataque se embosca en la zona baja. Aunque cuenta con dos mastines, no ha percibido ni visto signos de que hayan vivido momentos inquietos. Esto le lleva a pesar que el protagonista de estos desaguisados actúa de una forma poco visible y nada escandalosa. El ganadero descarta que sea un ataque de los buitres, que en Arribes cuentan con una población de varios cientos y la zona de nidificación y cría, "porque solo actúan sobre animales muertos", y reitera su convicción de que es el meloncillo. "No he dormido en toda la noche", expresa el ganadero, que no solo teme la pérdida de ovejas sino que "en algún momento haya una espantada del ganado, invada la carretera" y el desmadre derive un accidente de costes inadmisibles. "También denuncio estos casos por los demás, para que sepan a los que nos enfrentamos" dice. "El oficio de pastor es muy esclavo, y que te derroten ovejas uno y otro días no puede ser. En la Junta no saben lo que es ver sufrir a los animales mordidos". Sus sospechas es que se trata de un animal introducido o que ha llegado a la zona, "del que la Administración no quiere decir que está aquí", y expresa su malestar por la situación que viven los ganaderos del Parque Natural de Arribes con daños del jabalí en las fincas.

El meloncillo no es un animal que aproveche la noche para la predación, sino el día, y con su figura alargada, paticorta y movimiento casi rastrero se mueve a pedir de boca entre el herbario y la vegetación baja. Conejos, culebras y toda una serie de animales forman parte de su dietario. Las ovejas es la última fuente de alimento conocida en el Arribes del Duero zamorano.