Curro nació en Cantabria, cerca de Torrelavega, sus primeros días de vida no fueron fáciles. Su hermano, que vino al mundo a la vez que él, moría a las pocas horas por un problema de salud. A Curro no le querían en casa y casi se deshacen de él. Afortunadamente encontró su sitio en el mundo y desde hace dos meses tiene su hogar en Mombuey, en un entorno perfecto para alguien como él.

El llamativo pelaje manchado de Curro recuerda a los caballos de las películas del Lejano Oeste, por eso a este tipo de burros enanos se les conoce como burros píos. En España existen menos de 300 ejemplares, por lo que no están oficialmente reconocidos como raza pese al empeño de muchos criadores. Cuando era un buche recién nacido, Curro casi acaba sacrificado, guisado y comido por un grupo de personas dispuestas a pagar 200 euros por él, el dueño de su madre no le podía mantener. Afortunadamente para el asno pasaban por allí los propietario de Explotaciones Yelmo, que iban a comprar unas gallinas para su finca. "Mi mujer dijo: 200 euros los tengo yo en el bolsillo, quédatelos pero a este burro no se lo comen, se viene con nosotros a Zamora", explica José Luis Rodríguez, el empresario ganadero que adoptó a Curro.

Después de pagar los 200 euros para "salvar" a Curro, había que costear también su transporte hasta Mombuey, toda una odisea para el asno que, sin embargo, ahora disfruta de un hogar de ensueño para un burro.

Curro tiene para él una cuadra limpia y un mar verde donde pasa los días pastando, recibe el cariño de los dueños de la finca y sus trabajadores y convive con todo tipo de animales. Pero los mejores amigos de Curro son los perros pastores, quiere jugar con ellos como si fuera un cánido más, y de hecho igual que a ellos le encantan las caricias de las personas, sobre todo si son debajo de la cara.

Con la llegada de Curro, la finca de Explotaciones Yelmo se está acabando por convertir en un pequeño zoológico. Además de las vacas -la explotación se dedica a la mejora genética de vacuno-, conviven en el lugar un nutrido grupo ocas, una excelente alarma ante la posible llegada de intrusos y también pavos reales, gallinas pedresas, gallinas sedosas del Japón y gallos araucanos propios de Chile. En el centro de la dehesa hay una laguna poblada de tencas, presumiblemente imposibles de pescar porque están excelentemente alimentadas por el fango natural del lugar, y entre los habitantes más peludos están dos border collie perfectamente entrenados para el manejo del ganado, un pastor de los Pirineos, otros perros vaqueros, un dálmata y hasta un chihuahua, el rey de la casa.

Con todo ello, José Luis Rodríguez y María José Burgos pretenden crear una granja sostenible para el medio ambiente y con un paisaje de alta calidad, un sitio agradable en el que vivir y trabajar cuidando del ganado. El próximo paso será la adquisición de 10 colmenas, las abejas ayudan a la polinización y son una fuente de alimento para las aves.

Hace cinco años que el matrimonio tomó las riendas de esta explotación extensiva, que pertenecía a la familia de él, y la reconvirtieron en el centro más importante de mejora genética de vacuno de España. Las vacas disponen de una extensión de 130 hectáreas para pastar, a las que se suman otras 800 alquiladas a la junta vecinal de Fresno de la Carballeda. Utilizan un sistema de cuarteles y pastores eléctricos. La finca ocupa gran parte de lo que fue la dehesa de San Martín el Yermo, la más septentrional del noroeste peninsular.