La ópera "La Obisparra" para orquesta de cámara y mezzo-soprano está dividida en dos actos, de unos 20 a 25 minutos cada uno. El guión, según Daniel Blanco Albert "modifica parcialmente algunas partes de la mascarada original dotándole de una mayor cohesión y direccionalidad y dotando de mayor protagonismo características casi olvidadas de algunos personajes". "Al haber cambiado algunas partes de la trama, decidí también cambiar el nombre de la obra a un más general "La Obisparra", aunque anotando la inspiración en "Los Carochos de Riofrío" incide. La música, a su vez, presenta un viaje metafórico de una feliz simbiosis pueblo-naturaleza hacia un abandono progresivo a ésta última. Aunque conservando la frescura y el espíritu de la mascarada original"

El material musical, señala el autor,"bebe de las canciones tradicionales alistanas, siendo -por ejemplo- la jota del Mulacillo parte importante de la trama (y una de las partes cantadas de las mascarada). Todo este material es transformado y tratado de diferentes formas creando tres caracteres muy diferentes: el del grupo de los Carochos, Los Guapos y Los Filandorros. Todos ellos se entremezclan a lo largo de la obra, aunque siendo fácilmente distinguibles, puesto que todos ellos tienen asociados melodías únicas". Por su parte la orquestación se apoya fundamentalmente en el viento madera (flautas, oboes, clarinetes y fagots) aunque el metal, cuerdas y percusión (utilizando instrumentos que aparecen en la mascarada) son igualmente importantes.

"Las mascaradas son cultura y tradición y la ópera ayudará a ponerlas en valor"