Hasta 50.000 euros pagan en los Emiratos Árabes por un halcón español, porque exhibir uno en una colección de rapaces es signo de estatus, de clase, al igual que ganar una carrera de estas aves. Por eso recurren al tráfico ilegal, que ha truncado el Seprona en una operación saldada con 49 investigados.

Se calcula que en los últimos años han podido llegar a manos de los clientes árabes unos 500 híbridos de halcón peregrino con gerifalte, por un valor próximo al millón de euros.

La Guardia Civil ha incautado 11 de las aves en la provincia de Zamora, en un "voladero" al que eran trasladadas las aves cuando tenían entre 40 y 45 días de vída, pueden vivir entre 30 y 40 años. Una instalación a todo confort, según pudieron constatar las fuentes consultadas por Efe, donde en jaulas circulares de grandes dimensiones, el ave podía desarrollar su musculatura, volar casi libremente y "ofrecer" un aspecto saludable para su futuro dueño. Hasta el punto de que el propietario se había instalado un cómodo sofá para presenciar relajadamente la actividad de los halcones en esa jaula desde el exterior de la misma. Y sin ser visto por las rapaces.

Y es que el negocio daba de sí. Entre 5.000 y 6.000 euros -a veces hasta 10.000- se pagaba en España por la pareja, que nada más pasar los trámites aduaneros multiplicaba notablemente su valor: de 30.000 a 50.000 euros.

Fue en 2013 cuando el Seprona se puso manos a la obra para constatar que sus sospechas tenían fundamento. No parecía muy verosímil que un centro de cría de halcones de Asturias pudiera conseguir cierto número de polluelos con la cantidad de reproductores con los que contaba. En suma. Como explican a Efe fuentes de la investigación, si cada pareja cría uno o dos polluelos, "no cuadraba" que con 8 parejas hubiera 27 polluelos. Así que las sospechas podían tener fundamento: la mayoría de las crías procedían de los nidos naturales.

Y la extracción ilegal del medio natural de ejemplares de halcón peregrino con vistas a su reproducción supone, según recuerda la Guardia Civil en un comunicado, una de las principales amenazas para la conservación de una especie emblemática en España e incluida en el listado de especies silvestres en régimen de protección especial.

Además del medio natural, los agentes llegaron a la conclusión de que algunos halcones procedían de un plantel reproductor que estaba intervenido judicialmente tras la operación "Horus" del Seprona en 2011, que desarticuló una red de tráfico de aves rapaces. Cuando hay una operación de este tipo, recuerdan las fuentes, no se pueden utilizar las aves intervenidas para nada y tienen que permanecer en custodia del correspondiente centro donde fueron incautadas hasta la resolución judicial, bien atendidas y dando cuenta de cualquier incidencia. Pero en el caso del centro de cría de Asturias, supuestamente no se respetó esa prohibición y se utilizaron para su reproducción y exportación a países como los Emiratos Árabes.

Las fuentes consultadas recuerdan que la salida de este tipo de aves y de otros animales protegidos no está prohibida, pero siempre que vayan acompañados del documento CITES: el convenio internacional de especies amenazadas de fauna y flora que asegura que el comercio de las mismas no amenaza su supervivencia.

El Seprona continuó sus pesquisas y localizó en Córdoba a un sirio que hacía de intermediario, con su correspondiente comisión, entre los criadores de halcones y el propietario de los "voladeros" -un centro en Zamora donde los halcones desarrollaban su musculatura en los primeros días de vida- y el cliente final, generalmente personas de alto standing de los Emiratos Árabes.

A sus propietarios finales no les importaba desembolsar esa cantidad, porque el halcón, como otra ave de cetrería, es un bien preciado en algunos países árabes, signo de estatus, pieza indispensable a exhibir en las colecciones para competir con el vecino. Obras de arte, casi. Y si el coleccionista puede conseguir un halcón español, mejor que mejor. Se cotiza mucho, dicen las fuentes, por su "pedigrí", ya que son más resistentes a la climatología de los países árabes que los procedentes del norte de Europa. Y, por ende, mejores competidores en las carreras que organiza la elite.

La pregunta es: ¿Cómo se percató la Guardia Civil de que era un tráfico ilegal? Los miembros de la red habían mentido para conseguir el certificado CITES, ya que habían engañado sobre su procedencia. Pero los agentes no tardaron en corroborar sus sospechas y con el ADN, extraído de la sangre de los halcones exportados y de su plumón, descubrieron la verdad: las aves eran crías de los halcones intervenidos judicialmente y, por tanto, intocables. Resultado final: 49 investigados, 39 inspecciones y 20 híbridos de halcón y gerifalte reproducidos ilegalmente incautados: 9 en el aeropuerto de Madrid y 11 en el "voladero" de Zamora.