Las mujeres de la villa de Fermoselle tomaron ayer de buena mañana el bastón de mando de manos del alcalde Alejandro Fermoselle, que pasó, como el resto de los hombres, a salvar la jornada por sus propias iniciativas y capacidades. Las mujeres cumplieron con una misa y gobernaron con ejemplar fraternidad y hermanadas en un comida y una cena. "Castigados". Así se sintieron ayer algunos hombres al reflexionar sobre la situación vivida.