Mauricio Gabriel Arribas-Gamarra descubrió el pueblo de su abuelo Peregrín Arribas García en 2009 y se quedó clavado a los recuerdos y a esa tensión inconsistente que vive en la tripa de los genes. Sanzoles es el pueblo donde vivieron sus antepasados, donde descubrieron el sentido ambivalente de la existencia, donde perdura su apellido, donde se celebra el Zangarrón, ese sentimiento lúdico que pega generaciones, que achata la historia del pueblo hasta hacerla una carrera mascarada y eterna. Mauricio Gabriel, argentino con nacionalidad también española, dirige desde hace meses una revista infantil en su país natal a la que ha llamado, como no, Zangarrón Kids.

El nombre de la publicación, gratuita y de periodicidad mensual, es un homenaje a la mascarada de invierno que se celebra en la localidad de Tierra del Vino todos los 25 y 26 de diciembre. A la celebración ancestral y a su abuelo, que protagonizó en 1920 la fiesta hiemal, cuatro años antes de emigrar a Argentina, entonces tierra prometida para los españoles humildes.

El argentino-español, tras la primera visita que hizo al pueblo de su abuelo, se sinceraba con este periódico: "Me he llenado de Sanzoles, he pateado sus calles, recorrido sus rincones; buscando el alma del pueblo que se llevaron más allá del Atlántico mis genes españoles hace más de ochenta años. He tenido sensaciones muy encontradas. Recorrer el camino inverso es siempre apasionante".

El americano-europeo, que pasó varios años en España empujado por el "corralito", descubrió la grandeza y también las debilidades de este país y de Europa, un continente "más que viejo, cansado", vivió en Sanzoles "momentos de una gran fuerza emotiva", como cuando conoció la casa donde residieron sus antepasados o cuando se topó con el empuje que tiene el Zangarrón entre los vecinos. "Conocía algunos vídeos, pero cuando he vivido el ambiente del pueblo, he visto la vieja careta, ha sido una experiencia inolvidable. Me imaginaba a mi abuelo, metido ahí, en esa máscara horrible, la de un auténtico chamán".

Creyó entonces a su ascendiente, que muchas veces le hablaba en tierras argentinas de Sanzoles y del Zangarrón. "El abuelo no estaba loco, era verdad lo que decía...", llegó a exclamar Gabriel Arribas, que repitió después varias visitas a Zamora hasta que regresó con su compañera, Paola Silva, a su tierra natal, no sin antes completar una investigación muy exhaustiva hasta lograr la lista de sus familiares españoles hasta 1770.

El argentino emigrante vivió y trabajó varios años en Cataluña. El tiempo suficiente para conocer lo que, ya entonces, se cocía en esta comunidad y en Europa, de un continente del que pensaba que "está un poco deshumanizado. En Sudamérica es diferente; allí se tiene más en cuenta a la persona... Aunque, claro, hay otros problemas...". Resulta esclarecedor lo que ya hace siete años contaba de Cataluña: "Se vive bien y el nacionalismo no tiene por qué ser un problema. Lo que ocurre es que hay algunos extremos que son los que están haciendo daño a una tierra que es bonita y ofrece muchas oportunidades. Curiosamente la mayoría de estos extremistas no son catalanes, son de fuera, que tienen que demostrar lo que no son. Ese es el problema, en Cataluña y en otros muchos sitios".

El impacto de encontrarse, aunque fuera de forma virtual y emocional, con el Zangarrón de Sanzoles le marcó tanto que, ya en Argentina, estrenada su paternidad y con la necesidad de dejar fluir la creatividad que lleva dentro, lo mismo que su compañera Paola Silva, alumbró una revista infantil, a la que ha bautizado como Zangarrón Kids.

La publicación es gratuita y ha nacido, y así se deja muy claro en su cabecera, para la educación y el entretenimiento infantil. En su portada luce un dibujo del Zangarrón, que tiene fuerza y despierta un sentimiento de ternura.

El contenido de Zangarrón Kids esta sustentado en el impacto visual de los dibujos, repletos de colorido, con concursos, efemérides, pasatiempos, un universo de papel que incentiva la imaginación y da alas a la ternura de mayores y pequeños.

En el número de diciembre, Mauricio Gabriel, firma un suelto que busca airear las raíces de la mascarada de invierno de Sanzoles, con la inevitable alusión a la peste y a la procesión de San Esteban, el patrono de los mozos. La presentación de la revista explica claramente su filosofía: "Cuando se tiene un buen profesor, el aprendizaje resulta tan entretenido y estimulante como un juego. Y cuando la materia es el entretenimiento, el maestro ideal es Zangarrón Kids. Deseamos que esta revista sea un puente para la unión familiar donde grandes y chichos disfruten de leer juntos y compartan momentos maravillosos".

La publicación, cargada de cómics, propone en todos sus números "juegos, curiosidades, info y mucha diversión para que lo hagan en familia. ¿Y con mucho amor!"

Mauricio Gabriel Arribas se llevó de Sanzoles una parte de la historia de sus familiares que dormía en la calle La Mañana. Pero el tesoro que robó del pueblo de su abuelo sin que nadie se enterara fue ese enganche inconsistente con una fiesta añeja y bullanguera que une más que la sangre. Nunca más se olvidará del Zangarrón, una mascarada de invierno que, en este caso ha unido dos continentes, dos memorias. Y que desparrama un mensaje de ternura, ingenuidad y cultura junto al río de la Plata.

En la agenda de Mauricio Gabriel Arribas hay una cuadrícula vacía, que tiene una lucecita en el medio: un nuevo viaje a Europa, a España, a Sanzoles. En el pueblo envuelto en la soledad doliente de la Castilla menos Castilla, quiere mirar de frente a la máscara de ojillos vacíos y barba de crin de caballo. Y preguntarle sobre la juventud de su abuelo, sobre los campesinos de viesas escasas que labraron su pasado. Quiere adormilarse con el sonido hueco y crudo del cencerro y soñar con legiones romanas avanzando a ritmo de tamboril para llegar antes de que se cierren las puertas de Arbocela, la ciudad vetona que luce en la Cuesta del Viso. Todo se andará. Y si no, se soñará.