La recolección del lino tenía lugar coincidiendo con los primeros días de agosto, consistiendo en arrancar las plantas de raíz y atarla en pequeños manojos que se transportaban a lomos de los burros, utilizando los "picos" que permitían llevar cinco haces, o el carro, caso de ser más cantidad, hasta "La Era". Allí se ponía el lino al sol para que se secase bien con vistas a su "desbagado". Desbagar consiste "en quitarle la baga al lino para recoger la semilla: la linaza" utilizando la mayadera.

Una vez desbagado se ataba la paja en "Cerros" que se llevaban hasta el río donde se sumergían bajo pesados refaldos de piedra de pizarra para que la corriente no los arrastrase. Este proceso convertía el agua en maloliente, siendo muy perjudicial para el consumo de los animales, por lo cual se colocaban los cerros lejos del pueblo y de lugares de abrevadero. Tras tres semanas en remojo se sacaban los cerros que ya habían adquirido un color entre blanco y amarillento, colocándolos de pino sobre la pradera para su secado.

Volvían luego los alistanos a las labores de acarreo, trilla y limpia, que agosto era un mes de mucha tarea, y ya en septiembre de volvían con el lino para "mayarlo". El "mayadero" era una gran piedra de granito, situado junto a las casas, donde se mayaba (golpeaba) el lino (las "cabezuelas") con la "mayadera" (artilugio de madera). Suavizado, a golpes, de sus fibras tiernas y filamentosas se desprendían unos residuos ásperos y recios llamados "tascos". El trabajo de lino, en su mayor parte era realizado por las mujeres, a excepción del "Restregado" ponerlo en manadas para luego espadarlo que ya era más cosa de los varones.