"Cuando el prado de Matías, esté todo cubierto, es que hay una riada buena", así cuantificada un vecino de Ilanes la punta de la crecida, poco después de las seis de la tarde, tras 24 horas de agua en la comarca de Sanabria.

El río Truchas se salió de su cauce a la altura de los prados y choperas de la Vega, prácticamente dentro del casco urbano de Ilanes aunque sin afectar a las viviendas colindantes. Un aporte que hizo engordar el cauce del río Tera, aunque se mantuvo con cierta estabilidad a lo largo de toda la jornada.

El caudal registrado a las seis de la tarde era de 196,47 metros cúbicos por segundo, y un nivel de 2,91 metros de altura a su paso por la estación aforadora del río a su paso por Puebla de Sanabria, que recogía la Red Integrada SAIH-ROEA de Confederación Hidrográfica del Duero.

El río Requejo o Castro, otro de los afluentes principales del Tera, extendió sus dominios fuera de su cauce para reclamar el terreno entre el arbolado de ribera. Los vecinos de Requejo visitaron durante todo el día su zona de recreo fluvial, borrada por la voracidad del agua. La nota dominante ayer era la acusada crecida de los arroyos y regatos, como el de la Mondeira o Agua Chirona en Santa Colomba, e incluso regueros y caños, que propició el aumento del caudal de la cuenca. Las calles del barrio del Franco de Santa Colomba eran vías navegables por la abundancia del agua, que gracias al desnivel del terreno circulaban en dirección a los pastizales y arroyos. El Tera, a su paso por Puebla, y después de recibir el aporte del Castro retuvo su crecida en la antigua chopera.

El Cárdena atruena

En Ribadelago el panorama era el habitual de la zona. Los arroyos anegaron algunos pasos por la carretera, como a la entrada del caso urbano del pueblo nuevo. El río Cárdena atronaba encajonado antes de encontrarse con el Tera. Los prados, en la cabecera del Lago, desaparecían a medida que el agua ascendía de caudal.

La estación aforadora de Santa Eulalia para el río Negro, marcaba 3,43 metros de nivel, a las seis de la tarde y un caudal de 204, 60 metros cúbicos por segundo y con tendencia a aumentar. Algunos meteorólogos de la experiencia apuntaban a que el agua caída era nieve en las cumbres, lo que alivió lo que se preveía como una buena crecida.

Información elaborada por Ch. Sebastián, A. Saavedra, S. Ramos; B. Fernández, A. Bermúdez y J. A. García.