Montamarta recibe el nuevo año con las diabluras y carreras de su personaje más emblemático. El Zangarrón, encarnado en esta ocasión por el quinto Jonatan Pérez, volvió ayer a recobrar vida para protagonizar una de las mascaradas de invierno más destacas de la provincia.

Como manda la tradición, el diablillo madrugó en su afán de cumplir un ritual de libro que hunde sus raíces en tiempos desconocidos. Son muchos años de historia que Montamarta ha mantenido a lo largo del tiempo y ayer se renovaba la tradición. Tras el ceremonioso y no menos complejo proceso. Jonatan Pérez quedó transformado en Zangarrón, el joven recorrió las calles del pueblo pidiendo el aguinaldo en una mañana que comenzó serena y hasta con buena temperatura pero que terminó lluviosa.

Numerosos vecinos y visitantes llegados de fuera se sumaron a una fiesta que va a más. Estudiosos y fotógrafos se sienten cada año atraídos por la magia de las mascaradas de invierno que en Zamora cuentan con una prolija representación. Y Montamarta no se queda atrás, como tampoco su Zangarrón de este año que dio todo para estar a la altura a pesar de esfuerzo físico que supone el constante trajín, las carreras y arrancadas para "agarrar" al público con el tridente y mantener el movimiento de los cencerros a fuerza de brincos.

Uno de los momentos más vistosos tiene cuando el enmascarado toma camino de la ermita de Nuestra Señora del Castillo, donde le esperaban numerosos vecinos y forasteros. A las puertas del templo el Zangarrón protagonizó algunas carreras respondiendo a las provocaciones de los mozos y propinando los pequeños golpes de castigo en la espalda con el tridente.

A las puertas de la ermita también se situaron los quintos, ataviados con las típicas capas castellanas. Y con la llegada de las autoridades, el Zangarrón protagonizó las típicas venias con la careta levantada. Llegado el momento de la misa el joven Jonatan Pérez encontró un respiro para descansar en el atrio de la ermita, debidamente arropado con la manta zamorana y con tiempo para recomponer la vestimenta. Al final de la misa el Zangarrón realizó las reverencias ante el altar.

Concluida la ceremonia religiosa, el diablillo retornó al pueblo para continuar con sus danzas y carreras.

Otro mozo tomará el relevo de Jonatan Pérez el próximo 6 de enero, cuando el Zangarrón vuelve a tomar las calles y a transformar de nuevo el pueblo de Montamarta.