Nunca llueve a gusto de todos. Es el dicho. Pero la falta de agua es una cuestión preocupante sencillamente porque "el agua es vida" que se dice.

"Los ganaderos agradecen que no haya mucha humedad en el campo porque se incrementan las enfermedades del ganado". Titulares de explotaciones sayaguesa afirman estar "sorprendidos cómo en recientes fechas algunas encinas echaron flor, que se mustiaron porque heló algo". Y hablan de vivir en una situación casi primaveral. "En esta tierra no es necesario que caiga mucha agua porque el suelo tiene poco cuerpo al haber mucha piedra y, cuando llueve rápidamente se nota y se ve". Hacen esta referencia al contraste con otros escenarios más terrosos que requieren mucha más agua para que los cultivos salgan adelante. No obstante, también los ganaderos valoran la presencia de la nieve "porque en verano sabemos que es preciso la que procede de las nieves.

Aunque las lluvias se han hecho esperar, y más aún las nieves, la presencia de las precipitaciones será la que eleve el nivel de los embalses zamoranos y de toda la cuenca. Las eléctricas manejan el agua disponible en unos y otros embalses para sacar el máximo rendimiento a los aprovechamientos, (es más barata que otras fuentes) y para almacenar el máximo de agua que pueda correr por los ríos, sin descuidar en absoluto el bombeo. Los desembalses llegarán, en principio, en los pantanos de escasa regulación (Villalcampo, Castro, Agavanzal..), que suelen mostrar siempre unos altos niveles, pero en los grandes generadores solo cuando las turbinas sean incapaces de ir a más revoluciones y sea imposible retener los excedentes. Entonces entran en juego los aliviaderos. Elementos esenciales de las presas.