Edgar Arribas Jurado se transmutó ayer en el Zangarrón de Sanzoles, y con su energía transfirió a la esperpéntica figura el aspecto y el garbo esperado. Lo hizo ante una nutrida concurrencia de personas que siguió con expectación la ancestral representación.

Arribas Jurado estuvo arropado por los quintos, que cumplieron al detalle su papel en un día memorable y en todos los órdenes y áreas donde deben hacer acto de presencia.

La función comenzó de buena mañana, hacia las 7.00 horas, cuando el Edgar Arriba empezó a componer su extraña y colorista figura. La transformación que requiere un joven para convertirse en Zangarrón es de tal calado que lleva tiempo y exige pericia, pues el disfraz es un compendio de vestimentas, aparejos y elementos que deben soportar las convulsiones de un sujeto sumido en persecuciones y correrías agotadoras.

Los quintos, en tanto, recargaron fuerzas con el chocolate y las sopas de ajo, para seguidamente dirigirse a recoger al Zangarrón y acompañarlo en un recorrido donde el baile y la murga de los cencerros se entremezclan hasta acabar en el punto denominado Cuatro Calles.

Fue una jornada marcada por la niebla y las gélidas temperaturas. Además, este año no fueron los vecinos los que cortaron el tráfico de la carretera, como era lo habitual, y que aprovechaban los quintos para pedir el aguinaldo a los conductores, sino que fue la propia Guardia Civil quien controló el tráfico.

Tras la primera función pública, los protagonistas de esta tradición recorrieron el pueblo para pedir el aguinaldo a los habitantes. Luego, en la casa de los quintos, dieron cuenta de huevos con chorizo. Seguidamente, hacia las 11.30 horas, toda la comitiva de Zangarrón, danzantes y tamborilero se desplazaron hacia la iglesia, donde tuvo lugar la celebración de la misa en honor a San Esteban, con ausencia del gran protagonista, que permanece en los exteriores. San Esteban es sacado en procesión y el Baile del Niño vuelve a animar el momento con todos los ingredientes y protagonistas. Es una danza de venias que los jóvenes ejecutan con rigor y conforme marca la tradición.

Ayer estuvieron presentes el vicesecretario de Organización Electoral del PP y diputado elector por Zamora, Fernando Martínez-Maíllo, acompañado de Mayte Martín Pozo y José Luis Prieto.

Es de resaltar que todo lo recaudado hasta la hora de la misa es para todos los quintos, y todo lo apañado durante el resto del día es para el Zangarrón. También es tradición que el sacerdote invite al colectivo de quintos, que a continuación visitan todos y cada uno de los bares del pueblo para seguir ejerciendo su función y, al tiempo, haciendo méritos para engrosar el caudal de los beneficios.

Otro gesto llamativo de la jornada consiste en la denominada comida del mutis, que celebran todos los quintos pero en la que no está permitido abrir la boca, so pena de sufrir la correspondiente sanción, impuesta por el tamborilero. El Zangarrón remata su faena por la tarde con una visita a los bares y personándose en la plaza, donde da tres vueltas a la iglesia y culmina su puesta en escena realizando una cruz imaginaria y explotando, si aún queda alguna, las vejigas que sigan impladas.

El baile, al igual que la noche de vísperas, puso fin a una tradición declarada Fiesta de Interés Turístico Regional.