Y el Cura de Vigo le dijo a los Ciegos y a los Soldados del cortejo, tras cruzar la Puente : "la gente está disfrutando pero los Visparros te digo que disfrutan más". Y así fue. La Visparra desfiló por las calles de Vigo con entusiasmo y un generoso colorido y sonidos de Talanqueiras, Visparras, la Filandorra, los Ciegos, los Soldados y un nutrido grupo de público. El recorrido arrancó en la puerta de la ermita de Gracias para llegar al son del tambor hasta la parroquia donde se oficiaron los casamientos que los vecinos no oían, en tiempo de Navidad, desde hace cuatro décadas, afirmaba una vecina de Vigo, que reconoce que "lo han hecho como era" del barrio alto a la punta de la Fragua. Y el ritual se cumplió tal cual se recordaba. Los Ciegos con el varal de chorizos por llenar y repartiendo harina, las Talanqueiras envistiendo a los mirones y regalando cabriolas; las Visparras como una coral de máscaras, cencerros y tijeras; los vecinos entregando el aguinaldo y esperando su canción de agradecimiento. Los niños disfrutando, tanto disfrazados como no disfrazados.

Con el intercambio de poemas para el novio y la novia los casorios llegaron por conveniencia de apodos, así Julia la del barbero con David el de Pedrero, y a Sergio que tiene un prado en la Presa con Marta la de Endesa, o a Mario el periodista con Ana la corista. El Cura, franqueados por la autoridad militar, desde la torre de la iglesia emparejó a todo el vecindario en medio de los aplausos. Puerta a puerta la comitiva fue recogiendo el aguinaldopara llegar a tiempo a las Escuelas, donde el cortejo de Visparros esperaba la quema de los ciegos que se escabullían de las llamas a revolcones en medio del regocijo general. Vigo culminó la recuperación de su fiesta de invierno, fiesta de antruejos, con la quema de un monigote, simulando el Ciego, que ayer abrió bien los ojos para no perderse la fiesta.