Ha muerto Romualdo Fernández Ferreira. Su vida se ha apagado en un hospital de Damasco, a miles de kilómetros de Figueruela de Abajo, el pueblo que le vio nacer en 1937. Este fraile franciscano, el único misionero español que permanecía en Siria, continuaba en el polvorín del Medio Oriente por voluntad propia. Ni los consejos de la Embajada, ni los requerimientos de la familia, ni los ofrecimientos de sus hermanos de la Orden pudieron separar al padre Romualdo de su gente y del territorio que tanto amó.

Según han confirmado fuentes familiarfes, el padre Romualdo ha fallecido a 2.15 horas de la madrugada en un hospital de Damasco donde había permanecido durante los últimos meses aquejado de una enfermedad. Los custodios de Tierra Santa han informado a la familia del fallecimiento del misionero, cuyo cuerpo será enterrado en Siria por expreso deseo suyo.

Romualdo Fernández pisó por primera vez tierras sirias hace más de medio siglo. Tras pasar por otros destinos siempre en aquella zona (Egipto, Jerusalén, Líbano), llevaba dos décadas asentado en Damasco como responsable del Santuario de la Conversión de San Pablo. Allí fue feliz, también sufrió y denunció las persecuciones a la comunidad cristiana. Allí buscó siempre la armonía con los musulmanes -“Con la religión no se puede llegar a un entendimiento. Pero sí pensar; tú para tu Dios yo para mi Dios y los dos, compañeros, procuremos vivir lo mejor posible en este mundo” sostenía-; desde allí denunció la inoperancia de las potencias occidentales para parar la mortífera guerra y también censuró la “información manipulada” que transmitía el primer mundo sobre las masacres.

Desde su misión lamentó también la irracional destrucción del patrimonio arqueológico que tanto amaba, que promocionó y defendió. “Callan ante el saqueo cultural de Siria” denunció quien fuera uno de los mayores expertos en la antigüedad bizantino-siria. Fernández Ferreira era un erudito, autor de diversos estudios arqueológicos cuya magnitud no se ha llegado a valorar “Es el único lugar del mundo donde se puede palpar la cultura del siglo VI en una realidad práctica y conocer cómo podía ser un pueblecito de entonces” contaba a este diario hace una década.