Han pasado 35 años desde que ETA arrancó la vida del guardia civil fermosellano Alfredo Díez Marcos. Tenía 25 años, una joven esposa, Mª del Carmen Gómez, y un hijo de nueve meses, Óscar, hoy padre de una niña. Cuatro generaciones de la familia del joven agente se reunieron ayer en Fermoselle -también estaba su madre, Carmen Marcos-, donde el nombre de una calle inmortaliza la memoria de este hijo del pueblo víctima de la violencia terrorista.

Un acto cargado de recuerdos, emotivo y triste pero sereno, donde Óscar Díez agradeció en nombre de su familia el reconocimiento a su padre, que "dio la vida por este país, tan querido y amado para unos, pero sin embargo tan odiado para otros". Habló desde la tribuna del salón de plenos del Ayuntamiento de Fermoselle, abarrotado de público. Familiares, vecinos, guardias civiles y autoridades, encabezadas por el subdelegado del Gobierno, Jerónimo García Bermejo; el comandante jefe de operaciones de la Comandancia de Zamora, Jesús González Tejada; el subdelegado de Defensa, José Andrés Cuéllar; el comisario jefe de la Policía Nacional en Zamora, Clemente Castaño; el diputado provincial José María Nieto; y como anfitrión el alcalde de Fermoselle, Alejandro Fermoselle, quien entregó una placa a la viuda de Alfredo Díez Marcos, Mª Carmen Gómez, incapaz de controlar la emoción. Su madre, Carmen Marcos, también subió al estrado para recibir un ramo de flores entre el cerrado y respetuoso aplauso del público.

Además arroparon a la familia miembros de la Asociación de Víctimas del Terrorismo, encabezados por el capitán Aliste que con mucho esfuerzo avanzaba con la silla de ruedas -ETA le segó las piernas- por las empedradas y empinadas calles de la villa de los Arribes. Las mismas por las que de niño correteó el guardia civil asesinado y que desde ayer perpetúan su memoria.

Las palabras de reconocimiento y cariño hacia Alfredo Díez Marcos se sucedieron. El subdelegado del Gobierno incidió en "su entrega y ejemplo que sigue vivo, como el de tantos que como él no reservaron ni una gota de sudor en defensa de la paz".

El alcalde de Fermoselle recordó la circunstancias de la muerte del guardia, cuando el 1 de febrero de 1980 viajaba en un Land Rover, integrado en un convoy protector de dos vehículos con tres agentes en cada uno. Escoltaban aun vehículo proveniente de la fábrica de armas de Marquina (Vizcaya) cuando un comando terrorista de ETA les tendió una emboscada con impactos de fusiles, metralletas y granadas de mano.

El comandante Jesús González Tejada habló en nombre de sus compañeros de la Benemérita para destacar el homenaje "sencillo pero sincero, merecido y justo" a Díez Marcos. "Llevaste el compromiso hasta las últimas consecuencias, como tantos compañeros en el ejercicio de sus funciones" expresó en un discurso dirigido personalmente al homenajeado. "Ganamos, derrotamos la barbarie y la sinrazón pero no descansamos, no bajamos la guardia ante desafíos todavía mayores". El mando de la Guardia Civil pidió al agente fermosellano "que seas el faro que nos guía en la oscuridad".

Tras el acto más protocolario en el Ayuntamiento, todos los participantes en este homenaje póstumo se dirigieron a la calle que desde ayer lleva el nombre de Alfredo Díez Marcos. Allí si viuda y el alcalde depositaron una corona a los sones de "La muerte no es el final". El acto terminó con el himno de la Guardia Civil cantado por los agentes. Un acto que se repetirá en otros pueblos de la provincia, donde ETA dejó su huella con otras víctimas. "Queremos que todos los compañeros que perdieron la vida sea reconocidos igualmente" anunció González Tejada.