El cachorro de lobo de Latedo que apareció muerto el pasado viernes tras ser rescatado por los agentes medioambientales del bosque incendiado en el mes de julio y devuelto a la naturaleza, no se llegó a integrar en la manada. Ni los esfuerzos ni el celo con el que los agentes medioambientales y todo el personal de la guardería de la Junta de Castilla y León han tratado la reintroducción del lobato fueron suficientes para que el animal recuperara su confianza en el grupo lupino del que quedó separado en los últimos días de julio como consecuencia del incendio forestal.

Esa imposible integración hizo que el lobezno se quedara solo, en una posición de total debilidad, hasta que la semana pasada encontró una muerte cruel, a palos. La necropsia realizada en Zamora indicaría que no había signos externos de mordeduras pero internamente se confirmó una rotura de costillas como consecuencia de un golpe que llegó a ser mortal.

Según los datos recabados por este diario, el cachorro de lobo recuperó la libertad a mediados de septiembre tras una estancia de aproximadamente mes y medio en el Centro del Lobo de Robledo de Sanabria, a donde fue trasladado por sus rescatadores para curarse de las quemaduras sufridas en las almohadillas.

Una devolución a su hábitat natural tratada con todo el mimo, conscientes sus cuidadores y también salvadores del desafío que suponía lograr que la criatura retornara con los suyos, que corrieron mejor suerte en la tragedia medioambiental de la comarca de Aliste.

Por ello, en contra de la opinión de Lobo Marley que ha cuestionado la forma en que se ha puesto en libertad al animal, fuentes cercanas al caso defienden que sido un proceso "muy cuidado". Primero fue soltado en un cercón en un proceso previo de aclimatación y con alimentación suplementaria. Un periodo de adaptación en la zona donde estaba el núcleo familiar que tanto echó de menos al cachorro de Latedo aquellos días de julio cuando este desapareció entre las cenizas del bosque.

Y así como su familia toleró la presencia de quien fuera uno de los suyos, el lobato no encontraba la confianza suficiente, ni siquiera en la zona de campeo del grupo lupino. Al final terminó por tomar su propio camino, separándose del grupo. Carne de cañón en medio del bosque.

Y ocurrió lo más temido. El esfuerzo humano, que hasta desde la Delegación Territorial se quiso poner en valor con una explicación de la reintroducción lupina ante los medios de comunicación, se ha visto truncado con la cruel muerte del animal. Los agentes medioambientales localizaban la mañana del pasado viernes, 9 de octubre, el cuerpo enterrado del lobezno. El dispositivo intramuscular de geolocalización que llevaba instalado permitió al personal de la guardería alistana dar con el paradero del cachorro.

Las salvajes circunstancias que han rodeado su fin han llevado a la apertura de una investigación, tanto de los agentes medioambientales como de la Guardia Civil encaminadas a esclarecer los hechos y dar con el responsable. La organización Lobo Marley ha llegado a apuntar que la muerte del lobezno pudo estar provocada por un ganadero local. Una afirmación que ha caído como una bomba en la comarca de Aliste. Los investigadores mantienen mutismo pero los trabajos avanzan con el deseo general de conocer quién y por qué terminó con la vida del lobo de Latedo.