Atrás quedaron tiempos lejanos e incluso cercanos, hasta los años 90, de gloria y esplendor para las burras de zamorano-leonesa como alma, corazón y vida de la vida campesina de la Raya donde cumplían con diferentes labores como único medio de transporte para acudir a las ferias y romerías e incluso para ir a Zamora cuando las vías de comunicación eran caminos de herradura (simples senderos marcados en el suelo por el pasar) y como mucho "de rodera" (para carruajes). Fueron animales de carga llevando el costal de trigo, cebada y centeno al molino para volver a casa con la blanca harina. Compañera fiel de los pastores sedentarios y trashumantes. Los pastores, desde siempre, aseguraron que una burra era capaz de advertir la presencia del lobo aun bajo la penumbra de la noche. Si la burra paraba en seco y ponía las orejas listas el cánido andaba cerca. Estaba al acecho, a la vera del camino o del rebaño. Ha pasado el tiempo y uno de los nuevos usos, promovidos por Aszal, es utilizar la raza para la prevención del ataque de lobos a los rebaños de vacas, cabras y ovejas. Zamora sufre entorno al 25% de las lobadas de Castilla y León: la mayoría en Aliste El proyecto piloto que se desarrollará a lo largo de dos años tendrá un coste de unos 20.000 euros, participando 12 ganaderías en él. Incluso la ONU en uno de sus últimos informes ha llegado a sentenciar y valorar como muy positivo el apoyo de los gobiernos a este tipo de ganaderías de pura sangre como vital para su futuro y garantizar la biodiversidad y la supervivencia del olvidado medio rural.

"La raza fue vital para los pueblos, dio su vida por nosotros y estamos obligados a luchar para salvarla"