Un tornado que cruzó el término de Fornillos de Fermoselle de una parte a otra, desde las lindes de Fermoselle hasta desaparecer por los pagos de Palazuelo y Formariz, dejó a su paso una visible y sorprendente destrucción de árboles y tapias de piedra de las cortinas que cogió en su marcha.

Las personas que estuvieron expuestas al fuerte vendaval permanecieron "acojonadas y llenas de miedo" mientras duró el embate de tan imprevisto fenómeno.

El tornado hizo su aparición hacia las 18.00 horas del pasado lunes, cuando algunos ganaderos andaban por el campo al cuidado de sus ovejas, y los empleados en la cantera de granito inmersos en sus en sus puestos de trabajo. Todos ellos vieron con sus propios ojos el poder del tornado y debieron resguardarse deprisa y corriendo para no ser atropellados y envueltos por un violento torbellino que dejó atrás el nivel de los vientos huracanados o las fuertes ventoleras conocidas en la zona.

"La tromba se veía venir alta por la parte de Fermoselle pero, al llegar a Fornillos, tocó el suelo, tal vez por la altura, y llevó por delante hasta encinas milenarias", expresa un vecino. En el mismo alcornocal comenzó a tronchar gruesas ramas de los árboles, luego a destroncar encinas enormes y, a su paso hacia Palazuelo, tiró paredes de las cortinas. "La gente quedó asustada".

Hablan "de suerte" porque el tornado discurrió por unos ámbitos ajenos al pueblo de Fornillos. De haberlo hecho, indican, "hubiera levantado algunos tejados, sobre todo las techumbres de las casas viejas".

Para destacar la fuerza del fenómeno atmosférico que el lunes azotó este enclave del Parque Natural Arribes de Duero subrayan que" arrancó árboles de cuajo y a otros los partió por la mitad". Algunas agrupaciones de matas fueron echadas al suelo y algunos árboles de buen fuste, crecidos junto a las cercas, tirados cuan largos eran. En su desplome se llevaron consigo parte de la cerca.

Entre los que vivieron momentos más que tensos están dos hermanos ganaderos, guarecidos en el tractor, que quedaron perplejos cuando el tornado se llevó "la capota" del vehículo. Los ganaderos contemplaban con preocupación el suceso "porque temían que se dirigiera hacia las naves y provocara cuantiosos daños". De su fuerza dan fe las paredes de piedra desvencijadas, "paredes fuertes y nada sencillas", al decir de un vecino.

No duraría más de un cuarto de hora el tiempo que tardó en cruzar por el término, pero causó destrozos nunca vistos por un viento que circuló a gran velocidad.

Ayer, algunos vecinos dedicaron la mañana a recorrer el trayecto seguido por el tornado para observar por sí mismos los efectos y los daños. No faltaban los comentarios de toda índole. "Nos prohíben podar ramas en verano, para alimentar al ganado, y ahora caen los árboles enteros", expresaba un empadronado.