La comarca de Aliste ha apurado el pasado fin de semana el buen tiempo para culminar las labores de la vendimia antes de la llegada de las lluvias. San Blas, uno de los pueblos más pequeños de la Raya, que cuenta con apenas treinta habitantes, recuperó la ancestral tradición de las costumbres comunales, aquellas que durante siglos, llevaron a aunar esfuerzos, para ayudar al vecino que lo necesitaba. En este caso la tarea fue recoger las uvas para la bodega "Castro-Mendi" que dos familias del pueblo han montado en un antiguo pajar del año 1935, bajo la supervisión de la enóloga toresana Joana Martín Gil.

"Antes en los pueblos la vida era toda así, cuando un vecino necesitaba el resto le ayudaba, fuera para hacer la casa, en la siega o en la trilla como en la vendimia" sentencia orgulloso del pasado un vecino.

Ya el Catastro del Marqués de la Ensenada dejaba patente, allá por 1751, que el clima de San Blas era propicio para la producción de uvas en parajes como "La Apretadura", "El Valle", "Candaneo" y "Las Campesinas". Allá por el siglo XVII San Blas llegó a sumar cerca de siete hectáreas de viñedos. En alguno de dichos luego fueron perdiéndose las viñas a causa del éxodo rural de los más jóvenes y la jubilación de los mayores con el consiguiente abandono obligado de la actividad agrícola.

Las viñas han vuelto a renacer gracias precisamente a los jóvenes promotores de "Castro-Mendi", que elabora tres clases de vinos alistanos, "Roble", "Roble Premium" y "Menester" fermentado en barrica, que ya han obtenido premios en los Zarcillo (plata) y galardones de diseño en los premios Laus (oro) e Inspira (bronce). "En este tiempo creo que no hemos sido conscientes de lo que significa esta pequeña iniciativa vinícola en nuestras vidas porque gracias a este proyecto el nombre del pueblo de San Blas de Aliste ha servido de bandera durante muchas exposiciones y ferias a las que hemos acudido y eso ha hecho que nos sintamos orgullosos de nuestras raíces y gracias a ello hemos conseguido que mucha gente venga por tierras alistanas, algunas movidas por el vino y otras por curiosidad pero el fin es el mismo conocer estas tierras desconocidas y tan maravillosas" asevera David Mendieta.

La solidaridad es una de la banderas del acogedor pueblo de San Blas que en 1910 llegó a vivir sus momentos de mayor esplendor municipal, pasando un siglo después a solo 19. Todos ellos unidos ahora para ayudar a recoger las uvas a sus jóvenes paisanos, dos matrimonios, formados por Domingo Ramos y Carmen Fernández Fernández y David Mendieta Mejías y Begoña Carballés Fernández.

Este año "la calidad será excelente" y para ello se han recogido 11.30 kilos de uvas de ellas 9.000 de tinta, 1.500 de tempranillo, 400 de garnacha y 400 de mencía. Ayer se hicieron 1.200 kilos de despalillada a mano para un nuevo caldo, "Reliquias de Barita", que se hará conjuntamente con la Bodega Pastrana de Fermoselle y saldrá al mercado tras fermentar en barricas de roble francés y todo su proceso, incluida maleoláctica, será en roble.

Los viñedos en Aliste "proporcionan esa acidez natural que le falta al vino de Toro, gracias a que esta zona tenemos un suelo ácido y no básico con cal como en casi todo el territorio nacional" según Domingo Ramos. San Blas ha mostrado y demostrado que el los pueblos la solidaridad sigue viva cultivando la pura hermandad.