Ch. S.

La mayoría de los propietarios de viñedos de la comarca natural de Aliste, Tábara y Alba adelantarán al fin de semana la vendimia ante los daños que están causando en los últimos días la fauna.

Una familia de Pino del Oro fue, a finales del verano, la primera en denunciar ante los agentes de la comarca Forestal de Aliste, ubicada en Alcañices, la desvastadora acción de los ciervos dejandoles la plantación sin una sola uva.

Si hasta ahora las principales quejas se ceñían al territorio de la Reserva Regional de Caza "Sierra de la Culebra", en estos días la vida de los propietarios de viñas ha sido un sin vivir en pueblos tan distantes entre si como Ferreruela o Valer, Nuez o Bercianos, Vegalatrave de Alba o Figueruela de Abajo.

"Da igual que pongas espantapájaros o que las cerques con mallas de metro y medio de altura, son sabemos como lo hacen pero, al final, entran en las viñas, comen las uvas y se van" al decir de Francisco Canas Fuente. La abundancia de ungulados y su diseminación por el territorio revela estos días el fenómeno de la berrea que ya se puede apreciar incluso en el bajo Aliste y Alba.

Lobos y zorros, ciervos y corzos, jabalíes y tejones, forzados por la sequía y la falta de agua y alimento en las altas cumbres, se están convirtiendo estos días en pobladores de los valles y riberas, dejando un reguero de destrozos en los rebaños de ovino, patatales (se están recolectando a marchas forzadas), sandías, lechugas y calabazas. Estos productos se han convertido en su sustento a costas de los agricultores y ganaderos alistanos haciendo buen el dicho alistanos de la posguerra: "cuando el hambre aprieta hasta el agua alimenta".