Camarero es el nombre de utrero perdido de pista al caer la noche del pasado 10 de septiembre, en Carbajales de Alba, y que sigue sin dar señales de vida y manteniendo en vilo a parte de la población, y también algunos habitantes de los pueblos vecinos, que temen encontrárselo. "Es un toro negro, de pitón largo y que, solo y sin compañía, es peligroso", al decir de quien lo crió en la ganadería de Los Puentes de Castillejo, radicada en Martín de Yeltes (Salamanca). Va camino de los cuatro años, es de sangre brava, y la divisa de su raza es verde, roja y blanca.

Tres patrullas recorrieron ayer diversos escenarios del término Carbajales de Alba y el entorno para tratar de divisarlo o hallar huellas o rastros que revelaran su posible paradero. Partieron a las ocho de la mañana del bar Mallorca y regresaron, cuatro horas después, igual que salieron. El alcalde del municipio, Manuel Fidalgo Guillermo, afirma que "se anduvo por la zona de Videmala, frente a Carbajales y Villaflor, y se habló con personas del campo que tienen vacas, y nadie ha visto nada".

Los patrullantes también otearon en la zona de Muga, Losacino, El Castillo, en la parte que linda con Fonfría y el paraje conocido como La Calvica, un merendero que se mete en el río y que parece idóneo para el emboscamiento, pero nadie observó hullas y vio astado alguno. También están a la pesquisa, y sin mayores noticias, los efectivos de la Guardia Civil.

La mañana no podía ser mejor. "Amaneció un día nítido y perfecto" para divisar los horizontes. Y el personal iba provisto de prismáticos y atento a todo movimiento o figura. El regidor dice haber visto "de todo: ciervos y jabalíes los que quieras, y montón de huellas", pero ninguna del animal más buscado de la provincia de Zamora en estas fechas.

El criador no deja de sorprenderse del episodio. "No me explico cómo lo dejaron perder de vista", expresa, y considera "raro" que diez días después no haya dado señales de vida. "Lo habrán arreado y está metido entre la fusca y no saldrá hasta por la noche, si es que no ha caído y está ahogado" comenta. "Puede haber ido el animal pegado y atizado del espanto, y buscado la defensa, pero era para que hubiera salido a algún lado. El calentón ya se le habrá pasado" añade. Sugiere el criador, como forma de encontrarlo, "que si sueltan cuatro o cinco vacas lo normal es que salga a ellas".

También indica que "si en la batida participan todos los que asistieron al espanto encontrarían a Camarero".

No han faltado las falsas alarmas. Anteayer dijeron haberlo visto por Losacino, pero el hallarlo fue en vano. Un espejismo. Todos son cavilaciones. Muchos miran a los cielos para ver si los buitres y las aves carroñeras dan fe de la existencia de un cadáver en la zona porque saben que descubren un animal muerto sin tardanza. "Ayer, desde Tirocampo, algunos vieron carroñeros en el límite de Carbajales y Videmala" manifiesta el regidor.

Manuel Fidalgo, que ayer tarde hizo otra recorrido a caballo, sostiene que "el toro bravo es un animal que si no le acosas no ataca". Dice que "hace años se me dio la ocasión de ir a buscar uno y, de repente, lo veo debajo de las patas del caballo. Es un animal que huye y vete a saber lo que tiene metido en la cabeza. Son como las personas y tienen sus ideas, sus orientaciones y su espacio". No es del mismo pensar el criador. "Pues que vaya a hurgar cuando lo vea", expresa el salmantino, para certificar lo que en realidad es un toro bravo.

Pero en estos momentos todo son conjeturas en un pueblo carbajalino que cuentan con un largo palmarés en animales perdidos en los festejos taurinos. El regidor piensa que "puede haber ocurrido cualquier cosa".

El edil del grupo no adscrito, Felipe Fernández, confía en que, "como de costumbre, aparecerá". "En Carbajales se han perdido muchos toros y vaquillas y siempre han aparecido", manifiesta. El concejal socialista Pedro Lorenzo apuesta por buscarlo "en zonas donde haya alimento y agua", y considera "lógico" tener miedo porque los toros bravos no son para fiarse. "El quid es buscar donde pueda dejar huellas". Lorenzo ya vivió de cerca la pérdida de una vaquilla que resulta que crió en una finca suya sin que se percatara, a pesar de que iba con su mujer a merendar a la misma. "Luego se hizo a unas vacas".

Nadie tiene dudas de que las huellas del novillo son inconfundibles y en nada parecido a la de los ciervos, lobos, corzos y jabalíes. También sus excrementos. Pero el rastreo de momento no revela nada nuevo. Bien es verdad que algunos han dejado de pisar el campo, pero también es cierto que hay pescadores que siguen fieles a la caña en la orilla del embalse del Esla y cicloturistas que avivan el músculo y hacen piernas por los caminos de la zona.

Próximamente comenzarán la cacerías y las monterías de caza mayor en la zona, y algunos tienen puestas las expectativas en que con las batidas y las jaurías hollando y peinando los montes, hasta en sus amagos más insospechados, Camarero, si está vivo, saldrá como un miura de su santuario para afrontar el nuevo reto. Decenas de sabuesos y podencos ladrando a porfía y ansiosos por desencamar a los jabalíes de la más espesa hojarasca, y el estampido y los ecos de los tiros es una conmoción que no deja a ningún animal impasible.

En algunos pueblos del entorno de Cabajales de Alba los mayores recuerdan el dicho: "¡que viene el toro de Carbajales!", con el que pretendían meter en rodera a los pequeños más díscolos, que no atendían a razones. Y es que parece tradición que los espantos carbajalinos terminen cuando Dios quiera.