Carbajales despidió ayer las fiestas patronales en honor de la Virgen de Árboles con los segundos espantos tradicionales, que volvieron a contar con cuatro bravos de la ganadería charra de Celador Zurdo. Un encierro que terminó sin heridos, pero que fue aparatoso sobre todo en su comienzo. A la salida del corral de la Cañada los caballistas no lograron conducir la manada hacia la era, y los cuatro toros se dirigieron hacia el casco urbano de Carbajales, atravesándolo por la carretera. Uno de los bóvidos se desvió y recorrió varias calles del pueblo, causando pavor entre los clientes del bar Mallorca que en ese momento descansaban plácidamente en la terraza y no tuvieron más remedio que apiñarse en el interior del local, mientras observaban con estupefacción cómo el astado la emprendía con las sillas rojas donde segundos antes habían estado sentados. Después de unos minutos de tensión, los aficionados consiguieron conducir al toro hacia el campo.

La manada de hoy se mostró muy activa, uno de los toros llegó hasta Muga de Alba, y otros dos recorrieron varios kilómetros quedando a medio camino entre las dos localidades, uno de los cuales fue avistado más tarde a orillas del embalse del Esla. El cuarto bóvido permaneció en la era y los alrededores, acabando de nuevo cerca de los Corrales de la Cañada, donde muchos de los aficionados aprovecharon la ocasión para lucirse realizando todo tipo de recortes.

La villa se despertó con un encierro urbano que contó con cuatro vaquillas, una más de las previstas gracias a la generosidad del ganadero, las cuales dieron buen juego durante casi una hora.

El Ayuntamiento hace una valoración "muy positiva" de los festejos, que han contado con una notable participación popular.