Quienes han vivido lejos de casa saben que la distancia genera en uno un mayor apego a las raíces. Algo así le pasó al rionegrino Francisco Mateos Santiago, que con 17 años abandonó su pueblo para trabajar en las plataformas petrolíferas del Mar del Norte. Después, la vida le llevó a diferentes puntos de la geografía española hasta que se asentó en Murcia, donde ahora vive con su mujer y sus tres hijos. La añoranza llevó a este carballés a devorar todo tipo de libros y documentos que tuvieran que ver con la historia de su pueblo. Francisco pasó su infancia en el palacio de Diego de Losada, que perteneció a su abuelo, entre blasones y muebles que olían a historia, lo cual sembró en él un interés aún mayor por el pasado de la villa.

Tras 40 años estudiando la historia de su pueblo y La Carballeda, de la cofradía de los Falifos y la familia Losada, Francisco Mateos ha volcado sus conocimientos en un libro que refleja más de 2.400 años de historia de Rionegro del Puente, "Curunda-Cunas de Piedra". La obra se apoya tanto en hechos documentados como en la tradición oral de las gentes de la villa para construir una cronología histórica de la villa que parte del el siglo V a. C. y llega a la Guerra Civil española del siglo XX, completando las lagunas que siempre dejan los historiadores con pasajes de ficción, "una ficción probable" que agiliza el ritmo de lectura de la obra y levanta preguntas sobre cuestiones históricas.

El libro arranca en la era prerromana, en la época de los zoelas, la tribu celta que vivía al sur de los astures y cuya capital, Curunda, la tradición oral sitúa en lo que hoy es Rionegro del Puente. Mateos propone que las singulares marcas con forma de media luna visibles en varias peñas de la localidad fueron talladas por el pueblo zoela, que habitaba tierras sanabresas, alistanas y del valle de Vidriales.

La obra del rionegrino afincado en Murcia hace otra parada en la época de la reconquista, y sugiere que la cofradía de los Falifos fue fundada en realidad por los caballeros Templarios, tanto por la riqueza que llegó a amasar -fue la cofradía más poderosa del Camino de Santiago-, como por otras huellas presentes en La Carballeda, como la torre de la iglesia de Mombuey, o el marcar las orejas del ganado ovino con cortes en forma de pata de oca, simbología asociada a esta orden militar. "Son pequeños detalles, es una interpretación arriesgada que podría servir de inspiración a algún historiador que quiera investigarla", explica el autor.

El relato de Francisco Mateos explica también el modo de vida de los rionegrinos en cada periodo histórico, y se detiene en acontecimientos que han marcado la historia de la localidad como la aparición del topónimo Rionegro del Puente en 1087 -los Falifos cobraban un peaje por cruzar el puente sobre el río Negro-, o la aparición en el siglo XIII de la Virgen de la Caravellada, talla restaurada y convertida en lo que hoy se conoce como Virgen de la Carballeda.

La hermandad gobernada por fieles laicos que controlaban el puente y el santuario de La Carballeda fue el motor económico de la localidad hasta la desamortización de Mendizábal, cuando perdió la mayoría de sus bienes. Aun así su actividad no cesó y, tras la refundación en 1935 de la Hermandad de los Caballeros de la Caravellada, tenían un plan para construir una presa hidroeléctirca, una granja-escuela y una escuela de artes y oficios en Rionegro. Mateos acusa a la iglesia y al régimen de Franco de "acabar con la historia de Rionegro" cuando, tras la Guerra Civil, "el cura provoca el derrumbe del techo de la iglesia parroquial para que el Obispado, con la excusa de carecer de un templo apto, se apropiara del santuario, que dejó de estar gobernado por la hermandad".

El libro tiene un capítulo especial dedicado a los secretos del palacio de Diego de Losada, el fundador de Caracas, donde vivió la familia del autor hasta que se la vendieron al gobierno de Franco bajo la amenaza de expropiación, como acreditan las cartas del gobernador civil aportadas por Mateos. El dinero lo aportó el gobierno de Venezuela, que preparaba la celebración del cuarto centenario de la fundación de su capital, "España nunca puso una peseta, y el gobierno venezolano la donó al pueblo de Rionegro, para que tuviera esa escuela de artes y oficios tan esperada durante décadas", explica Francisco Mateos.

El autor señala que es precisamente en el país sudamericano "donde más se conoce y mejor documentada está la historia de mi pueblo, gracias a las información recogida en los años 60 por un agregado cultural que tuvo la Embajada de Venezuela en España , al que le abrieron todo tipo de archivos". Mateos ha tenido acceso a esa investigación gracias al milagro de Internet, así como a trabajos sobre Diego de Losada publicados en Carolina del Norte, Estados Unidos, durante la redacción de su libro, que se puede adquirir en varias librerías de Zamora y en la editorial Diego Marín.