El Santuario de la Alcobilla recobró ayer la vida para celebrar la tradicional romería de los pueblos de Barrio de Rábano y Rábano de Sanabria. Una fiesta religiosa al abrigo de los majestuosos castaños milenarios entre los que emerge el templo donde se celebra una de las romerías más singulares de la comarca de Sanabria.

Allí congregaron un año más las vírgenes de Barrio de Rábano (La Peregrina), Rábano (Virgen del Rosario) y San Justo (La Asunción) para honrar a la Virgen de la Alcobilla. A las doce del mediodía las campanas anunciaban la llegada de las Señoras de Rábano y Barrio de Rábano precedidas por sus respectivos pendones y acompañadas por los vecinos entre los sones de gaitas y tambores. En La Alcobilla les esperaban los pendones que tras las correspondientes venias entraron dentro del recinto para recibir a los vecinos de San Justo y unirse todos juntos en procesión hacia el interior del templo.

La misa en el templo abarrotado de fieles fue una nueva demostración de devoción, con las cuatro imágenes que después desfilaron en procesión por los alrededores del Santuario y entre la música de gaitas y tambores.

A la fiesta se sumaron este año, además de las autoridades locales con la alcaldesa de San Justo, Montserrat Sastre a la cabeza, el subdelegado del Gobierno, Jerónimo García Bermejo; José María Barrios, vicepresidente de la Diputación; y alcaldes de la zona como los de Mombuey, Asturianos y Palacios de Sanabria.

Vecinos de todos estos pueblos y otros como El Puente, Trefacio, Santiago y Rosinos de la Requejada, Cernadilla o la propia Zamora se dieron cita en el paraje de La Alcobilla en un día muy agradable, tanto para la celebración religiosa como para la posterior fiesta campera a la sombra de los castaños.

Familias y cuadrillas de amigos se reunieron en torno a las mesas para comer y tomarse un pinchito del tradicional pulpo sanabrés, el plato típico del gustoso alimento aderezado con aceite de oliva crudo, sal, pimentón y ajo crudo.