El Ayuntamiento de Villardiegua de la Ribera arreglará "lo antes posible" el potro de herrar, uno de los elementos más singulares de la arquitectura tradicional del pueblo. La estructura apareció el pasado fin de semana con uno de los pilares de granito partido en dos y las piezas en el suelo, desdibujando la figura del rectángulo que forman los cuatro "fincones" fijados en el suelo.

Aunque no se sabe a ciencia cierta lo que ha podido ocurrir con el popular potro de Villardiegua de la Ribera, se manejan varias hipótesis; desde que se haya caído el pilar por sí mismo aunque resulta difícil dado el peso del pilar, hasta que haya colisionado un vehículo contra la construcción derribando uno de los llamados "fincones". La coincidencia del destrozo con el inicio de las fiestas dirige otra de las hipótesis hacia una posible gamberrada.

Uso cotidiano

En cualquier caso la intención del Ayuntamiento sayagués es reponer "cuanto antes" la estructura para que recupere la forma del potro tal y como se ha conocido toda la vida en el pueblo. Así lo ha confirmado el alcalde de la localidad, Silvestre Antonio Fernando, consciente del valor sentimental del potro de herrar, ahora elemento decorativo pero antiguamente de uso cotidiano entre los ganaderos pues era donde se inmovilizaba a las vacas para poder herrarlas o curarlas.

Miguel Bártulo, párroco de la localidad y comprometido defensor del patrimonio etnográfico, pide que "se tomen las medidas para una restauración inmediata porque debemos velar por lo que nos dejaron nuestros antepasados y el potro es un elemento típico de Villardiegua".

La importancia etnográfica de la construcción se demuestra en el hecho de que sea uno de los elementos incluidos en la cartelería oficial del Parque Natural Arribes del Duero, informando de las características de esta construcción popular. Según detalla el panel, para la construcción del potro se utilizaron "materiales abundantes de la zona", como piedra granítica, madera de negrillo (olmo), encina o enebro. La estructura consta de cuatro grandes bloques de granito denominados "fincones", formando un rectángulo e hincados en el suelo. Los travesaños de madera entre los postes delanteros y los traseros. Cinchos de cuero sujetos a los travesaños con los que se amaraba y elevaba al animal. Un yugo sujeto en los postes delanteros sobre el que se colocaba la cabeza del animal. Y los pequeños hitos de piedra donde se inmovilizaban las patas delanteras de las vacas para herrarlas.