Un sonoro revuelo de las gallinas alertó de que algo extraño sucedía en un gallinero de la localidad sanabresa de Castellanos, en Sanabria, y que puso a las aves fuera de sí. Gloria Juárez corrió a ver lo que sucedía y su sorpresa fue encontrarse con un ciervo con la cornamenta en plena fase de formación, vestida de terciopelo o borra, mostraba su espectacular talle a la vera del cercado. Eran las 14.20 horas de la tarde, con un sol de muerte, cuando el ungulado rompió por completo la paz y la siesta de las gallinas. ¿El agua, el pienso, la sombra?? No se sabe a ciencia cierta qué llevo al ciervo a rondar el gallinero, pero su presencia es una prueba más de que a la vida silvestre le queda pequeño el monte y las especies son cada vez más visibles en los cascos urbanos.

De hecho, los vecinos de la comarca de Sanabria ya se han acostumbrado a que estos animales campen a sus anchas por las calles de los pueblos e incluso se alimenten Linarejos de la Carballedadonde hace unos días fueron tomadas unas imágenes publicadas en este periódico.