Salir a la puerta de casa y encontrarse una cierva o un ciervo es lo habitual para los vecinos de Linarejos de la Carballeda, más que hartos de la presencia de los animales alrededor del pueblo a todas horas. La fauna de la sierra de la Culebra campea a sus anchas por todo el ecosistema, incluidos los cascos urbanos de muchos pueblos, y se ha acostumbrado a penetrar dentro de las huertas, los jardines y casi hasta la cocina de casa, "si no cerramos bien las puertas nos entran" afirma un vecino del pueblo.

Los ciervos no tienen ningún problema para saltar cualquier cerramiento y devorar las plantas de los pequeños jardines o los cultivos de los huertos. Lejos de huir del hombre, especie en vías de desaparición de este enclave, los animales salvajes se pasean por las calles a cualquier hora del día sin aguardar a la nocturnidad del crepúsculo o las primeras luces del amanecer. Los animales lejos de demostrar miedo a los humanos hacen gala de ignorarlos. Ni jabalíes, ni zorros, ni tejones se resisten a pasar de largo por las propiedades humanizadas. La falta de alimento en las amplias extensiones de la Reserva por la sequía han empujado a los animales a las zonas de huertas y pastizales, además de los sembrados de los perímetros y el interior de los pueblos.

Riesgo de accidente

Los vecinos están expuestos al riesgo de sufrir un accidente por la presencia de animales en las calles y carreteras ya que a cualquier hora pueden surgir de un escobonal , de cualquier brezal o de una cuneta, de cualquier curva o de un cambio de rasante.

En pueblos del entorno de la Culebra, como Robledo, las hembras son capaces de traspasar los cerramientos y parir dentro de las zonas de arbolado resguardado. Algunos vecinos relatan que han tenido que entrar en las fincas para sacar a las crías "y aún así vuelven a buscar refugio". Estos no son los únicos pueblos de la Culebra que sufren este tipo de problemática, la fauna poco a poco va poblando los pueblos, cada vez más deshabitados.