Rafael San Lobato, andaluz de nacimiento, -vino al mundo en Sevilla el 5 de agosto de 1932-, llevaba sangre zamorana en sus venas, pues su madre era originaria de Faramontanos de la Sierra, pueblo que nunca pudo visitar. Niño de la guerra, en una familia de ferroviarios, la vida le llevó a ser un trotamundos por Extremadura y Madrid, obligado por las circunstancias.

La cofradía del Santo Entierro de Bercianos, que preside Fernando González Rodríguez, alcalde del Ayuntamiento de San Vicente de la Cabeza, prevé construir un edificio de servicios múltiples que acogerá diversas infraestructuras relacionados directamente con la Hermandad de Penitencia que desde hace cinco siglos celebra su peculiar Semana Santa, declarada Bien de Interés Cultural en 2014. El centro estará relacionado con el último viaje, el de Cristo y el de los cofrades, pues entre otras cosas acogerá un velatorio y una sala de exposiciones. Todo apunta a que estará dedicado a Sanz Lobato y allí se mostrará su obra, -cientos de estampas originales donadas a Bercianos-, y la capa parda de honras que le hizo Juan Gallego Baz en 1972. Ese lugar será el destino final de su cenizas.

El centro se ubicará en un solar ubicado junto a la iglesia parroquial de San Mamés, frente a la puerta principal. Tendrá una superficie útil 107 metros cuadrados y a construir será de 155. De ellos 46 se destinarán a la sala de exposiciones, 22 para un jardín interior, 15 a sala de espera, 6 de espacio auxiliar y 16 para oficina y almacén. El proyecto lo han realizado los arquitectos Juan Carlos Prieto y Jesús Castillo Gil, y las obras se financiarán con fondos de la cofradía.

"Fue una persona ejemplar, nos lo dio todo y los hermanos honraremos su memoria"