El inesperado suceso ha supuesto un mazazo emocional en un pueblo de a penas cien habitantes "en el que nunca pasa nada" y donde todo el mundo se conoce, según comentaban ayer los vecinos que todavía asimilaban la trágica noticia del fallecimiento de J.L.V.M., de 69 años de edad, un vecino muy querido por todos, nacido y criado en Tardobispo que se había ganado la vida en la ciudad Vigo, donde trabajó para Telefónica, aunque nunca perdió el contacto con su tierra.

El fallecido disfrutaba de su jubilación a caballo entre la localidad gallega, donde vive parte de su familia, y su pueblo natal, donde disfrutaba de una afición muy extendida en la zona como es la caza. El fenecido estaba casado y tenía dos hijas en Vigo que viajaron a Tardobispo en cuanto conocieron la triste noticia.

La consternación y la tristeza eran palpables ayer por la tarde en todos los rincones de la localidad. En el bar reinaba el silencio y a la puerta ya no quedaban mesas ni sillas de terraza, tan solo pequeños restos de los cristales del coche y las marcas de las ruedas dibujadas en la calzada.