"Tenía que acabar pasando algo así", era una de las frases más repetidas entre los corrillos que ayer intentaban asimilar la trágica noticia del accidente que acabó con la vida de uno de sus vecinos, "los coches pasan como locos de rápido", aseguraban todos sin entrar a valorar si en este caso el coche que invadió la acera circulaba con exceso de velocidad.

En cualquier caso, coinciden en que la travesía "es un peligro" por la poca prudencia de la mayoría de los conductores que no respetan el límite de 50 kilómetros por hora. "No hace falta estar sentado a la puerta del bar, a esas velocidades te puede atropellar si vas andando por la acera", comenta una de las vecinas.

José Blanco, que hasta hace una semana era el alcalde de barrio de la localidad, lamenta que Tráfico haya desoído sus peticiones y las del Ayuntamiento de El Perdigón- municipio al que pertenece Tardobispo-, de instalar badenes en las dos entradas del pueblo para obligar a los coches a reducir su velocidad por debajo del límite máximo permitido. Blanco asegura haber solicitado sin éxito la medida en más de una ocasión a lo largo de los últimos años, una sempiterna reivindicación de los vecinos de la pedanía.

"Además, el parque está al otro lado de la carretera y en verano los críos pasan continuamente, yo a los míos no les dejo ir solos", comentaba otra mujer natural de Tardobispo que teme por la seguridad de los niños de su familia dada la velocidad con la que suelen circular los vehículos que cruzan el pueblo por esa carretera. "Incluso de noche pasan con tanta fuerza que se oyen los coches en todo el pueblo", asegura un joven que reside en la localidad.

"Una vez sucedido no se sabe si podría haberse evitado, pero es mejor tomar medidas de prevención que llorar dos veces", afirma otra persona reivindicando una vez más la instalación de badenes que obliguen a los conductores a pisar el freno antes de entrar en Tardobispo.