El Certamen de Folclore Fini el Barrito de Fuentesaúco se ha desarrollado este año con un impresionante respaldo popular que llenó el Teatro Municipal para asistir a un gran espectáculo en torno a la música tradicional y el folclore.

En su cuarta edición este popular certamen se caracterizó por su dimensión más humana y emotiva al haberse convertido en un monográfico para honrar la memoria del insigne saucano Carlos Prieto, fallecido hace dos años. La presencia de su mujer, hijas y nietos, desplazados desde Madrid para asistir al evento, contribuyeron a aumentar la temperatura emocional del evento. La figura de Carlos Prieto sobrevoló todo el certamen ya que la Casa de Zamora en Madrid, de la cual fue presidente durante más de una década, tuvo un especial protagonismo en el certamen de este año con la presencia de una coral y de un grupo de danzas. Precisamente el Grupo de Danzas Aldea Tejada fue el encargado de abrir el evento en la plaza de Santa María.

Un repertorio de vistosos bailes fue caldeando el ambiente, como entremés para el plato fuerte que se viviría momentos después. Tras estas danzas populares fueron los Dulzaineros de Fuentesaúco, grupo creador y organizador de este certamen, el que recibió al público dentro del teatro al toque de Dulzaina y tambor y con uno de los temas festivos que los han hecho más populares. Tras los dulzaineros le tocó el turno a uno de los proyectos musicales más admirados de Carlos Prieto, la Coral Saucano-Guareña, que emocionó al público y tuvo que cantar uno de los temas más queridos del inolvidable saucano, "Las golondrinas". Otra coral, esta vez llegada desde Madrid, pero de espíritu zamorano, continuó con el espectáculo, se trató de la Coral Arribes del Duero, también muy ligada a Carlos Prieto ya que el mismo desde la Casa de Zamora contribuyó a su constitución.

El espectáculo avanzaba salpicado de recuerdos, loas y discursos de homenaje y le llegó el turno a la Escuela de Folclore de la Guareña. Esta modesta escuela ofreció un variado repertorio musical y de baile fruto del trabajo de todo un curso. Todos los instrumentos de la escuela tuvieron su representación y muestra musical. Flauta y tamboril, dulzainas y panderos deleitaron a un teatro abarrotado con un amplio repertorio musical interpretado por niños, adolescentes jóvenes y adultos como muestra de al transversalidad del gusto por la música folk en la comarca. A continuación saltaron al escenario las niñas del grupo de bailes con sus trajes tradicionales que sorprendieron a los asistentes con un paloteo magistralmente bailado. Tras las niñas subió a las tablas el grupo de danzas de adultos de la misma escuela, formado mayoritariamente por mujeres que también lucían vistosos trajes como complemento imprescindible a las danzas que interpretaron ante el alborozado público.

La figura de Carlos Prieto estuvo en todo momento, no en vano una inmensa imagen de este inolvidable saucano presidía el escenario. Pero sin duda el momento más emotivo se vivió cuando su familia recibió una placa que le cortó la voz a su emocionada mujer, Charo, que no tuvo palabras más que para agradecer esta muestra de afecto póstumo a su marido al Grupo de Dulzaineros y a todo el pueblo.