El vecino de San Ciprián de Hermisende S. R. ha sido imputado por guardar en una nave ocho jabalíes, capturados presuntamente con lazo, y de momento debe cuidar de los animales y alimentarlos en tanto la autoridad judicial disponga de otra cosa. "Tienen buena boca y, como son desconfiados, no comen cualquier cosa. Se llevan casi todos los días un saco de cebada" afirma en el pueblo.

Amante del campo y de la caza, la abundancia de jabalíes que vivaquean en la zona le permitía practicar su afición hasta el punto de hacerse, presumiblemente mediante las prohibidas técnicas del laceo, con los marranos vivos y guardarlos en una nave "como que fuera ganadería". El sanabrés S. R., además, no mantenía el secreto de sus gran entretenimiento y prácticamente todos los vecinos de San Ciprián de Hermisende conocían sus andanzas y, no pocos, habían visto a los jabalíes en su nave, sin cuestionarse las formas ni las procedencias de los animales. Los habitantes conocían esta realidad, "y la gente daba por bien hecho la captura de jabalíes por los muchos y cuantiosos daños que producen en fincas y cosechas", al decir de una persona residente.

El caso trascendió a todos los secretos y un buen día llegó a los agentes del Servicio de Protección de la Naturaleza (Seprona), que, según precisa la Guardia Civil en una nota, "tras tener conocimiento de estos hechos, el Seprona intensificó las labores de vigilancia en la zona, permitiendo en la mañana del día 25 de mayo la imputación del vecino San Ciprián de Hermisende, como presunto autor de un delito contra la protección de la flora y la fauna, por utilizar medios no selectivos para la caza". Gracias a un seguimiento cercano del caso, el ahora imputado "fue sorprendido cuando se hallaba manipulando los lazos", colocándolos con toda la pericia para que apresaran como es debido.

Personados seguidamente los agentes en una nave propiedad de S. R., la Guardia Civil "halló ocho jabalíes, confinados en dos habitáculos fabricados con materiales metálicos. En el primero tenía encerrados 4 jabalíes machos, guardando en el otro habitáculo 3 hembras y un macho de la misma especie". La Guardia Civil señala que "los animales encarcelados procedían supuestamente de eventuales capturas que la persona imputada había realizado en ocasiones anteriores, usando presumiblemente para ello los lazos que han sido incautados por el Seprona".

El vecino de San Ciprián de Hermisende es conocido que es un amante del campo y fuentes locales recalcan que en el pueblo "saben que los jabalíes están haciendo mucho daño". Aunque algunas personas se habían acercado a la nave para ver de cerca a los verracos, se desconoce las intenciones que tenía el imputado sobre el destino de los ejemplares cobijados en su nave. "Es una persona que pasa bastante tiempo en Portugal" expresan.

La operación del Seprona se enmarca en los servicios que realiza la Guardia Civil de Zamora "con la finalidad prevenir la caza furtiva", y así fue como "detectó en el coto de caza de Hermisende y anejos, varios lazos utilizados por los cazadores furtivos para apresar animales salvajes". La Benemérita precisa que "la trampa está formada por un cable acerado, colocado entre dos ramas ancladas al suelo, para posteriormente sujetar una de las puntas del cable a un árbol, con el fin de retener al animal hasta la llegada del furtivo". Pone de manifiesto, asimismo, que "este método causa un sufrimiento extremo a los animales atrapados, ya que, al intentar huir, se producen graves heridas en las partes que quedan atrapadas en el lazo corredizo, llegando en ocasiones a seccionarse algún miembro del cuerpo e incluso provocando la propia muerte". Añade que "este tipo de trampa es masiva y no selectiva, lo que puede originar daños a cualquier especie, no solo de caza, sino de las consideradas silvestres que pueblan la comarca".

Apunta que "los lazos se encontraban diseminados en una zona con abundante vegetación, pero próxima al río y la población, con el consiguiente riesgo que conlleva, para personas (principalmente pescadores y senderistas) y para los animales domésticos que pudieran deambular por la zona".

Para la Guardia Civil "los animales encarcelados procedían supuestamente de eventuales capturas que la persona imputada había realizado en ocasiones anteriores, usando para ello los lazos que han sido incautados por el Seprona".

Las diligencias instruidas y artes incautadas han sido puestas a disposición del Juzgado de Primera Instancia de Puebla de Sanabria. El vigente Código Penal establece para este tipo de delitos pena de prisión de cuatro meses a dos años o multa de ocho a veinticuatro meses y, en cualquier caso, la de inhabilitación especial para profesión u oficio e inhabilitación especial para el ejercicio de la caza por tiempo de uno a tres años.

La Guardia Civil de Zamora recuerda un precedente de captura de jabalíes, también furtivo. En julio del año 2013 halló en la comarca de Tábara, un cercón-trampa para capturar fauna de caza mayor, con una superficie de unos 2.000 metros cuadrados, teniendo atrapados en su interior 5 jabalíes. Entonces fue identificado el supuesto autor de los hechos y denunciado ante la Autoridad administrativa competente (Delegación Territorial de la Junta de Castilla y León en Zamora, Servicio Territorial de Medio Ambiente).