El pueblo de Pobladura de Aliste espera la celebración de la procesión de la carrera. Es Viernes Santo por la tarde. Previamente, la cofradía de la Santa Cruz se reúne todos los años en la casa de la cofradía para tratar los temas cotidianos: se da de baja a los cofrades difuntos y se reza por los hermanos fallecidos. De esta cofradía se conservan ordenanzas de finales del siglo XVIII. Todavía tiene un papel importante la cofradía en el pueblo, aunque ya no se le haga la tumba, se tiene muy presente a los cofrades difuntos encordando y dando la "señal de cofrade" cada vez que muere alguno y diciéndole una misa todos los viernes de cuaresma. Terminado el cabildo y en fila de a uno marchan hacia la iglesia de la Asunción donde les están esperando el Cristo del Perdón, tendido sobre el altar mayor y, a su lado, acompañándole en tan severo trance, la Virgen con manto de luto. El ambiente es de silencio, recogimiento de cofrades/as y vecinos al llegar al templo donde entonan el Perdón oh Dios mío con venias ante el Cristo. Instantes después comienza la carrera, los cofrades vestidos con ropa talar blanca o con la típica capa alistana, alguna con más de un siglo a sus espaldas, todos juntos comienzan el ascenso hacia el calvario entre castaños.El Cristo es portado, echado, por 3 cofrades y más atrás procesiona La Dolorosa, acompañada de las mujeres vestidas de riguroso luto, alguna de ellas con el velo que llevaron a la iglesia el día de su boda. El ascenso hacia el calvario se acompaña en todo momento por el cántico del miserere , en latín los hombres y en castellano las mujeres. Momento culminante es la llegada ante las tres cruces donde se pone al Cristo de pie ante la cruz central mientras las mujeres, junto a la virgen, cantan, la excelencia del Viernes Santo, las siete palabras.