Más de 200 personas acompañaron el regreso del Cristo Yacente hasta la capilla de una casa particular después de que la talla desahuciada de la iglesia por la Junta Parroquial terminara, junto al resto de las imágenes, el recorrido oficial de la procesión del Nazareno el pasado Jueves Santo en Villaralbo.

Una situación sin duda anómala que nadie acaba de comprender, ya que no es habitual que sea la propia Junta Parroquial la que se niegue a dejar entrar a una imagen religiosa en el templo alegando problemas de espacio y menos normal es aún que la talla de un Cristo de esas dimensiones viva en un domicilio particular. El enfrentamiento arranca cuando hace dos años la Asociación Banda de Cornetas y Tambores de Villaralbo decide comprar esta talla de autor andaluz y la entrega a la cofradía del Nazareno.

Al poco de llegar al pueblo es el propio cura, Jesús Antonio Martín de Lera, quien la bendice ante miembros de la cofradía, pero este gesto no significó que se admitiera en el templo. Así las cosas, en la asamblea anual 2015, la Cofradía de Jesús Nazareno decide concentrarse media hora antes de la procesión a las puertas del domicilio particular donde mora el Cristo y llevar a cabo un traslado oficial hasta el punto de partida del desfile, a la puerta de la iglesia. Allí se unió al cortejo donde desfilan también otras imágenes de notable manufactura. Una vez completado el recorrido de nuevo la cofradía, seguida por muchos fieles, acompaño el regreso del Cristo hasta su capilla particular.

El Viernes Santo Villaralbo celebró el desfile de Nuestra Madre de las Angustias, que no integra al polémico Cristo, ya que esta cofradía se negó a integrarlo entre las figuras que salen en la comitiva según relatan hermanos nazarenos.

Lejos de estos enfrentamientos El Perdigón vivió con intensidad y una alta participación su procesión más emblemática, la que aglutina a unos 350 cofrades en torno al paso de Nuestra Madre de las Angustias, el antiguo grupo escultórico titular de la hermandad homónima de Zamora capital. El desfile mantiene una idiosincrasia ancestral, con el encendido de hogueras que se realiza durante el itinerario: "Como antiguamente no había luz en las calles, se encendías hogueras para iluminar el recorrido de la Virgen", explica Alfonso Fonseca, ya que la procesión, con horario nocturno, arrancaba de la iglesia de San Félix a las diez de la noche para continuar por varias vías urbanas del pueblo. Acompañando al desfile y los dos pasos, el Cristo del Amparo y Nuestra Madre marchaba la Banda de Cornetas y Tambores de El Perdigón.

En Corrales, el Santo Cristo Corralino protagonizó el desfile de Viernes Santo.