La hermandad pastoril alistana de santa Catalina de Alejandría llego a contar en 1737 o con un rebaño propio de 335 ovejas, lo cual supone que al menos formaban parte de ella otros tantos pastores y zagales. Esto es una barbaridad pues los más pudientes de los pueblos a duras penas tenían rebaños de 50. Eso sí, el 98% de las familias tenían ovejas y pastor. Al entrar de cofrade se ponía una cordera cuyo futuro era ser nodriza del rebaño comunitario. Las corderas eran destinadas a donación para cubrir las desgracias de las familias de los pastores, originadas por enfermedad o ataques del lobo.