El primer ataque de lobos del año en la comarca de Aliste ha originado una auténtica carnicería al cobrarse 13 ejemplares de ovino de pura raza autóctona castellana en una ganadería familiar de San Vitero, ubicada en el Monte Goncello, a tiro de piedra de la Reserva Regional de Caza Sierra de la Culebra. El ganadero presentó el correspondiente parte ante la Agencia Comarcal de Medio Ambiente de Aliste en Alcañices y, tras dos días buscando por el campo, se han localizado degolladas y muertas por los lobos más de una docena de ovejas y se han dado por desaparecidos a sus tres mastines. Los propios propietarios sorprendieron a las siete de la mañana a tres lobos devorando a una de las ovejas.

El último ataque de 2014, hace sólo unos días, tuvo lugar en Bermillo de Alba, pueblo donde el jueves día 2 los lobos mataban la tercera ternera, en un mes, a Manuel Bernardo. Ayer, tras conocerse los hechos, ganaderos de la comarca arropados por sus familiares y vecinos, volvían a apoyar la convivencia de animales domésticos y salvajes "pero dentro de unos cauces justos: no a nuestra costa" e incidían en la necesidad de mantener el control cinegético del lobo ibérico mediante la caza legal y controlada "porque como sigamos en este plan una de dos o no sacamos el rebaños de la parición o llevamos con nosotros más mastines que ovejas" señala un ganadero.

Por otra parte, en el otro lado de la moneda el Ayuntamiento de Figueruela de Arriba ha ofrecido al naturalista Luis Miguel Domínguez Mencía y al colectivo que preside "Lobo Marley" -siempre siguiendo los trámites legales que haya que realizar- pastos comunales gratuitamente para que pueda montar y poner en marcha una ganadería extensiva de ovino con 200 ovejas en el entono de la Reserva Regional de Caza Sierra de la Culebra, para que así, señalan, "sobreviviendo exclusivamente de la práctica ganadera tradicional como los pastores alistanos, pueda analizar, conocer y disfrutar, vivir y sufrir, las grandezas, bondades, penurias y problemas del oficio de pastor y desarrollarlo en plena tierra de lobos, a la vera de la Sierra de la Culebra y Montesinho, donde ganaderos, ovejas y cánidos han convivido y sobrevivido desde el temor y el respeto, juntos, que no revueltos desde hace siglos".

Desde el municipio alistano donde se destruyeron las casetas, se defiende la labor de guardias y celadores de la Junta, y se asevera que "no hay ninguna ley de caza que prohiba su uso y si así fuera habría que utilizar otros medios para quitarlas, no la ley del más fuerte. Nosotros sí respetamos al lobo, a los ganaderos y a Lobo Marley". Por su parte el naturalista Luis Miguel Domínguez señalaba a este periódico días pasados lo contrario al asegurar que "estos dispositivos contravienen a la propia Ley de Caza de la Junta de Castilla y León que dice claramente que no se pueden utilizar atrayentes, ni cebos, ni carroñas, ni construir como aguardos chabolas y casetos".