Conocer la nueva ubicación del templo era un asunto vital para "Saltos del Duero" porque el jefe de obra de la presa de Ricobayo, Ricardo Rubio, era consciente de que "lo más delicado es la carga y descarga".

Rubio está al tanto de la pugna por hacerse con el templo, y trasmite al director de Bellas Artes "tener la impresión de que no va a prevalecer la idea de trasladar la iglesia a Zamora, pues no aparece por ninguna parte el dinero necesario al efecto, hay la dificultad de la oposición de los vecinos de El Campillo, que alegan contra el traslado a Zamora razones sentimentales que quizá pesen en el ánimo del señor Obispo". Respecto a los caminos, según informa al director de Bellas Artes, Gómez Moreno, dice que "es realmente fácil ponerlo en condiciones de buen tránsito para carros que, convenientemente almohadillados, quedarán en condiciones de transportar los materiales sin que reciban daños". "Saltos del Duero" insiste en la necesidad de "conocer el emplazamiento, para evitar carga y descarga de sillares que son peligrosas para las piedras, además de resultar innecesariamente costosas". El emplazamiento es una cuestión que agita la vida zamorana durante el mes de agosto, con especial interés por la capital. La pretensión de algunos es quedarse con San Pedro de la Nave y construir una iglesia nueva en El Campillo, pero la Diputación no está dispuesta a cargar "por sí sola" con los gastos y el Ayuntamiento de Zamora aduce una situación económica "apurada en los presupuestos". Incluso un vecino del barrio de San Lázaro, Manuel Redoli, ofrece gratuitamente los terrenos necesarios, un grupo de "amantes del arte" anuncia una manifestación y hasta se abre una suscripción. Incluso Valorio se apuntó como un lugar adecuado para acoger tan emblemática perla religiosa.