Son más de siete años de tenaz e infatigable lucha los que lleva Lobato por conseguir un camino viable de acceso a la nave. Un camino que hiciera posible no solo la entrada de vehículos adecuados para aportar alimento (paja y pienso) al ganado, también para que accediera el servicio contratado para recogida de los cadáveres de los animales muertos. Y son siete años de denuncias, litigios, de infinidad de escritos, más informes, autos, recursos, sentencias, compromisos incumplidos, amenazas y presiones que suman más de 5.000 folios, y que han terminado por minar la salud del ganadero de ovino, perjudicado el desarrollo de su actividad y, además, agotado sus fuerzas. De hecho, lleva ya unos tres años en tratamiento médico, que comenzó cuando se procedió a su detención, en junio de 1911, por el asunto de la retirada de los animales muertos en la explotación. La demanda de responsabilidad patrimonial reclamada por el ganadero de Peque, "por los daños causados por el mal funcionamiento de las administraciones", asciende a 133.991 euros.