Torregamones guarda en sus piedras tesoros que marcan historia y también leyenda. El caso del Nuevo Fuerte es historia pura de guerras hispano-portuguesas y defensa de las fronteras, pero Torregamones ofrece otras piedras artísticas que inmortalizan oficios que fueron claves en el medio rural y, algo de menor gusto escultórico: trifulcas familiares.

Es el caso del robusto herrero representado en un gran bloque de granito, instalado en la cara externa de la pared de una modestísima y vetusta vivienda. Llama la atención de todos los turistas que reparan en esta visible y extraña escena cuando recorren el sinuoso callejero de esta localidad del Parque Natural Arribes del Duero. El herrero está acompañado de otra figura que aparece apoyada sobre los dos fustes que forman una ventana. Parecen creación de un tallista autodidacta, poco dado a la finura y sin más escuela que su propia intuición y originalidad, pero con vena artística e inclinado a inmortalizar en las piedras su afición a labrar figuras.

Estas tallas de cara al público sorprenden porque aparecen con gran relevancia en una pared ordinaria, hecha de piedra colocada al vivo y sin ninguna armonía como es típico en las construcciones comunes de antaño. Quienes conocen la historia, saben que la casa guarda tallada en piedra "lo mejor": un rifirrafe familiar. Además, todos la dan por cierta.

Como si el artista siguiera el dictado de que "los trapos sucios se lavan en casa", grabó a los verdaderos protagonistas intramuros, en los adentros del portón de madera que da acceso a la vivienda. Las figuras aparecen en las jambas de la puerta principal con su auténtico nombre: Clara y Hércules.

El titular de la vivienda, Alfonso Domingo, está contento con la escenografía petrificada en diferentes puntos de la casa que compró hace años, pero gusta de preservarla de las miradas extrañas y no abre el portalón a todo el mundo. "No pagan", expresa. No se sabe si con sorna o en serio. Es un vecino próximo a cumplir 89 años, pero tan trabajador o más que el herrero figurado en plena faena en la pared exterior de su casa. Este octogenario sigue trabajando los huertos a diario y es un hombre que mantiene la actividad campera y doméstica. Dueño de una ronca voz y franco en sus expresiones, Alfonso Domingo cuenta que la razón de que Clara y Hércules (en la pared erqules) fueran llevados al frontal de la vivienda por causa de una disputa que fue más allá de las palabras. "Eran familiares". Se desconoce si matrimonio, hermanos o cuñados, pero el caso que hubo una discusión y Clara cogió un canto y golpeó a Hércules. "¡Pues te he de poner donde más te vean!" exclamó el hombre, y así fue como, hace siglos, petrificó el enfrentamiento.

Clara aparece en uno de las jambas de la puerta principal con la mano extendida y el canto firmemente agarrado, en plena acción de golpear. Hércules es representado en la otra con expresión dolorida en el rostro. El talle de Clara es el de una mujer resuelta y decidida, el cuerpo de Hércules está mucho menos definido.

El dintel de la puerta también fue objeto del puntero del tallista, pero solo para reflejar un aspecto decorativo con motivo vegetal.

No están solos en el frontal de la vivienda. El artista completó su obra tallando una superlativa y voraz serpiente en otro bloque de granito instalado bajo la ventana principal. El reptil aparece engullendo el pie de un niño o de una persona. Alfonso Domingo, que desde que murió su mujer Amelia Barrios no ha vuelto a asistir a la fiesta local, desconoce los motivos de esta escena y su significado.

En una de las piedras, precisa, aparecen marcadas las iniciales N.P. que Alfonso Domingo quiere identificar como Narciso Pascual, un apellido común en Torregamones, o como Narciso Prieto, otro apellido presente entre el vecindario.

Los vecinos conocen sobradamente estos valores artísticos, y los más inquietos culturalmente "andan como locos" por saber a ciencia cierta los pormenores, su data y a ser posible la identidad del creativo artista. Hay quien alude a que posiblemente las tallas procedan del antiguo pueblo de Torregamones, conocido como San Juan de Villanueva. Pero Alfonso Domingo se inclina porque las figuras fueron talladas ya en el nuevo asentamiento.

Torregamones es un pueblo de valores etnográficos sorprendentes, de recursos naturales y paisajísticos sobresalientes que convierten al término en uno de los pilares del Parque Natural Arribes del Duero. Durante los últimos años Ayuntamiento y asociaciones locales pretenden rescatar las esencias del olvido y darlas a conocer para despertar el interés turístico y situar al pueblo entre los enclaves predilectos del espacio protegido.

El Fuerte Nuevo fue objeto de limpieza y restauración por parte de la Junta de Castilla y León, y es un vestigio de atracción y una saludable atalaya para la contemplación paisajística. Pero Torregamones cuenta con una ruta de molinos digna de recorrerse sin prisas, y conserva en su mejor versión los pastoriles chiviteros utilizados por los ganaderos para preservar a las crías de las cabras del acoso de los predadores. Sus arribes son tan extraordinarios que una de las contadas parejas de águila perdicera que surcan los cielos anidan en sus resguardos, y también enraíza en sus cortados la endémica planta conocida como "dragón de arribes", una planta tan excepcional y exclusiva, que su población no la forman más que un contadísimo número de ejemplares y solo un puñado de botánicos la conocen.